Joe Biden acaba de regalarle al régimen tirÔnico de La Habana dos millones de dólares en concepto de ayuda tras el desastre del huracÔn Ian. El régimen, como es natural, no ha dudado ni ha tardado dos segundos en responder despóticamente con varias de sus acostumbradas patadas verbales.
Ahà tienen, el embargo no existe, de hecho, nunca existió, pues bajo los conceptos de ayudas humanitarias y medicamentos nada impidió ni impide que Estados Unidos mande ayudas astronómicas a la mafia que mal gobierna la isla, y no al pueblo; el pueblo cubano no se beneficia nunca en nada de las ayudas de ningún tipo ni origen.
De modo que Biden no desea ayudar al pueblo cubano āo ni se entera, dado que no es Ć©l quien coordina y mandaā, sino a la dictadura; a la dictadura sĆ, sin ninguna duda. Porque nada ayuda mĆ”s a esa dictadura o, mejor dicho, a esa tiranĆa, que el envĆo de ayuda humanitaria en cualquiera de sus formas, las que ellos siempre se roban tambiĆ©n de cualquier manera, ya sea vendiĆ©ndola, ya sea apoderĆ”ndose directamente del botĆn.Ā
No sólo somos esclavos de los Castro, lo hemos sido también de cada uno de los Gobiernos norteamericanos
Son unos sinvergüenzas, y como tales actúan. Pero no son los únicos sinvergüenzas, Estados Unidos, o sea, su Gobierno, también lo es.
No es la primera vez que me referirĆ© a la traición continuada desde 1928 de Estados Unidos a Cuba, implantando gobiernos de quita y pon hasta que llegaron a imponer el justo a la medida de su inquina: la mafia castro-comunista.Ā
Y si de esa iniquidad no hemos salido es porque Estados Unidos no ha querido, porque la envidia fue y es tal, que ante el temor de que nos convirtamos una vez mƔs en una joya a noventa millas, en sus propias narices, prefieren que, mƔs de sesenta y tres aƱos despuƩs, todo siga igual a como ellos quisieron vernos: comiendo fango.
Resulta muy desagradable para mĆ escribir una y otra vez de lo mismo, aunque bien es cierto de que es necesario que las generaciones que han ido llegando despierten y conozcan la realidad a fondo: no sólo somos esclavos de los Castro, lo hemos sido tambiĆ©n sucesivamente de cada uno de los gobiernos norteamericanos desde 1928 hasta la fecha.Ā
ĀæHabrĆa una manera de salir de tal situación? A estas alturas creo que sólo un milagro obrarĆa en esa dirección, la de liberarnos de forma radical. Pero no consigo a ver esa luz clara y cercana; sin embargo, no tengo derecho a rendirme, porque otros que han padecido lo mismo o mĆ”s que yo, no lo han hecho.
Lo mĆ”s que puedo hacer entonces es tratar de iluminar, de aportar algĆŗn conocimiento, un poco de mi experiencia, aunque⦠¿QuerrĆ”n oĆrla? ĀæServirĆa de algo a algĆŗn receptor agudo, o por el contrario caerĆa en saco roto? Resulta inquietante, sumamente desestabilizador a veces.
Esta guerra comenzó con Cuba, contra Cuba, porque desde entonces hemos sido un experimento de laboratorio
Insisto en que debe quedar claro que la responsabilidad no ha sido Ćŗnicamente de los cubanos, que NorteamĆ©rica ha hecho mucho en pos de la destrucción de Cuba, porque si a cualquier gobierno estadounidense le hubiese dado la real gana de liberarnos, hace rato lo hubiera podido haber hecho.Ā
Entonces, la triste realidad es que no les importa, no desean hacerlo, tal como declaró el congresista demócrata cubanoamericano Bob Menéndez: no habrÔ intervención norteamericana de ningún tipo.
La traición ha sido bestial y continúa siéndolo, y lo peor es que si alguna vez estuvieron conscientes de ello, en la actualidad tal pareciera que hasta se han olvidado del origen del maleficio, y por encima de todo, del daño incalculable que han provocado con semejante acto de maldad.
Leyendo el Ćŗltimo libro de Douglas Murray, el autor de āLa Masa Enfurecidaā, que ahora publica āLa Guerra contra Occidente. Cómo resistir a la era de la sinrazónā (PenĆnsula, 2022), compruebo una vez mĆ”s que esta guerra comenzó con Cuba, contra Cuba, porque desde entonces hemos sido un experimento de laboratorio, poco menos, poco mĆ”s.