«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Las comisarias

30 de octubre de 2022

Sí, siento recordarlo, pero el tema de las comisarias políticas también lo vivimos en Cuba. Mediocres militantes convertidas en milicianas chivatas inundaron las instituciones culturales, las televisiones, el cine, la radio… y desgraciaron así la vida de gente que sólo intentaba crear y trabajar honestamente. 

Numerosas artistas de renombre fueron a dar con sus huesos a las prisiones por culpa de estas vulgares extremistas que, debido a su ejercicio de la intolerancia y del sectarismo consiguieron las plazas que jamás hubieran alcanzado mediante su bajo intelecto y mezquina falta de agudeza, que además supieron oportunamente vengarse amparadas bajo el uniforme verde-olivo del castrismo. 

La periodista y actriz Cary Roque, 16 años de cárcel, fue una de esas mujeres, Presas Plantadas, que jamás claudicó habiendo sido diana de la envidia y del adocenamiento infame que se apoderó de las masas populistas de izquierda en la isla.  

Aunque, por otro lado, habría también que nombrar a algunas de las que se convirtieron en verdugos. Por cierto, entre las más violentas y agresivas, sino la que más, está la franco-española Ana Lasalle, que mutó en una especie de Manos Tijeras avant la lettre en aquella Habana de los años 60 y 70. 

Con tijeras en mano Lasalle cortaba mechones de pelo como en las rafias satánicas nazis y comunistas (o sea, lo mismo) de supuestas hippies, cuando en Cuba los que habían bajado de la Sierra Maestra absolutamente melenudos habían sido los barbudos encabezados por Fidel, Raúl, el Che Guevara y Camilo Cienfuegos, mandados a asesinar los dos últimos después por Fidel Castro; Lasalle picaba y rajaba pantalones tubitos estilo beatlearianos y jeanes americanos prohibidos por ser identificados como símbolos del imperialismo yanqui. 

En estos días hemos observado y analizado el espectáculo de una periodista radial de esa cadena que ya no sabemos si es un Ser o un Estar

El terror que implantó esta comisaria política en La Habana fue de apaga y vámonos, muy pronto pasó de perseguir melenudos y jóvenes cuyos atuendos eran calificados como prendas emblemáticas del diversionismo ideológico, a hacerlo también contra los homosexuales

En mi novela ‘La nada cotidiana’ menciono un episodio basado en una historia real que vivió un antiguo amigo con esta mujer. El joven escondía su melena debajo de una boina negra. Ella le exigió que se quitara la boina de la cabeza para ver qué escondía debajo, y si su pelo estaba cortado correctamente a lo militar, bajo el argumento de que en Cuba no se podía usar boinas, a lo que este amigo respondió rectificándole: Falso, el Che Guevara usaba boina, una boina negra; yo la uso en honor del Che. 

La mujer le espetó que quién se creía él que era para compararse con el Che Guevara. Él, ni corto ni perezoso contesto: ¿Pero aquí no hay que saludar cada mañana en el matutino frente a un busto en yeso del Che jurando que seremos como él? 

Una histérica Lasalle le arrancó la boina del güiro, entonces la melena del joven caracoleó libre sobre sus hombros y espaldas. Tiempo después, él recordaba cómo la malvada comisaria Lasalle le desmochó el cabello delante de todos sus condiscípulos, luego ordenó a los más diestros y adiestrados que le pasaran cuchilla de rasurar y le dejaran el cráneo como una bola de billar; después lo expulsaron de la universidad, ya para sellar con broche de mierda comunista.

En estos días hemos observado y analizado el espectáculo de una periodista radial de esa cadena que ya no sabemos si es un Ser o un Estar (gracias, Pepe Masaï), enviando el contundente mensaje con una soberbia radicalidad, de la que sólo la izquierda todavía puede lucir: A todo aquel que niegue el cambio climático habría que prohibirlo, censurarlo, no sin antes denunciarlo, que es lo primero que conduce al resto de marcados y ágiles pasos hacia el oprobio.

Lo primero que hizo el multimillonario Elon Musk tras adquirir la plataforma de Twitter fue expulsar, y con razón, a esta desgraciada comisaria

En ese camino hacia el oprobio que impulsa el socialcomunismo en España han comenzado a multiplicarse las mediocres comisarias políticas de toda la vida, enmascaradas como periodistas, actrices, cantantes, etcétera y demás; esas que también por un sí o por un no intentan silenciar al resto y amenazan con procesos judiciales contra los que promulgan la verdad, contra los que enfrentan sus mentiras y sus rejuegos tendenciosos y odiosos de poder. Periodistas se hacen llamar, que delatan a otros periodistas, a escritores, a artistas… igual que sucedió en Cuba, mi país, al que jamás he visto libre y democrático.

Aunque no sólo ocurre en España… Una de esas comisarias fue la que censuró y prohibió la cuenta en Twitter del presidente norteamericano Donald Trump, la que se encargaba de tumbar perfiles a su antojo extremista y chanchullero socialcomunista

Lo primero que hizo el multimillonario Elon Musk tras adquirir la plataforma de Twitter fue expulsar, y con razón, a esta desgraciada comisaria. No partió sola, debió marcharse acompañada de los altos directivos que durante años se prestaron a la censura y a la prohibición de aquellos que no piensan como impone la izquierda. Había que verles las caras… Pero, no se fueron con las manos vacías, si se enriquecieron censurando y envenenando, se han enriquecido aún más ahora, después del cese, en que se les pagó por irse. 

Sí, es verdad, se les cayó el chemí en un tris tras, el traje verde-olivo se les agrisará muy pronto con manchas verde olvido, pero ¿cuánto durará su partida? Esta gentuza sabe reciclarse muy rápido

Por cierto, hablando como los locos, que es como hablo yo, ojalá Elon Musk pueda y se atreva a comprar Aquella Isla, y por fin sea él quien libere al colibrí.

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