«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
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Barcelona, 1969. Ha escrito columnas políticas y algunos reportajes en varios medios nacionales (El Mundo, Ok Diario, El Español). Empresario maldito, coleccionista de cómics, músico ácrata y lector en Italia. Vivió una Ibiza ya olvidada. También una Barcelona enterrada. Acaba de publicar el libro de crónicas Barcelonerías (Ediciones Monóculo).
Barcelona, 1969. Ha escrito columnas políticas y algunos reportajes en varios medios nacionales (El Mundo, Ok Diario, El Español). Empresario maldito, coleccionista de cómics, músico ácrata y lector en Italia. Vivió una Ibiza ya olvidada. También una Barcelona enterrada. Acaba de publicar el libro de crónicas Barcelonerías (Ediciones Monóculo).

Las mujeres

17 de marzo de 2023

La madre. La abuela entre tinieblas. Aquella tía que componía como Bach cuando freía buñuelos de viento. La mujer idolatrada. La primera novia. La última. La que se casó con un amigo. La mujer empresaria. La secretaria. La del carrito de la compra. La mujer que vende pescado. La que corta el bacalao. La mujer de Irán. La mujer libre. La jefa. El ama de casa. El ama de llaves. Isabel II de España. La Reina de Inglaterra. La emperatriz de la mesa camilla. La mujer melancólica. La alcohólica. La casquivana. La apocalíptica. La que fuma cigarrillos como Lauren Bacall. O habanos como Sarita Montiel. La mujer pantera. Isabel Preysler. La mujer rubia que conduce temerariamente un descapotable. La mujer florero. La del piso en Triana. La pintora barroca Artemisia Gentileschi. Las putas retratadas por Caravaggio. Todas las amantes de Picasso. La de Hitler, Eva Braun. Margaret Thatcher, dama de hierro. La de visón y obrerismo, Evita Perón. La estalinista Pasionaria. La collares, Carmen Polo. Elena Ceaucescu. Gracita Morales y Brigitte Bardot. La mujer que actúa en sociedad. La que lo hace en solitud. La mujer que juega de por vida. La que manipula de por vida. La mujer ingobernable. La apocada. La triste. La mujer de los ochenta, discotequera. La mal aparcada desde los ochenta. La indescifrable. La mujer seductora. La mujer entregada. La misteriosa, Monica Vitti. La de mirada inalcanzable, Kim Novak. La mujer salvaje, María Jiménez, Patty Pravo. La mujer ideal, Deborah Kerr. La granítica, Jeanne Moreau. La mujer de plástico, Barbie. La mujer diez, Kelly LeBrock. La que grita, Belén Esteban. La que versa ripios, Rosalía. La anodina, Pedroche. La grosera. La incultivada, Ada Colau. La politizada. La mujer sin teñir las canas. La del pelo añil. La militante. La demagoga. La ambiciosa. La mujer sola en una barra de hotel. La mujer que pide allí un negroni. La que sigue llevando pieles. Y bolso de Louis Vuitton. La mujer en Via Veneto, o en Horcher. La que calza tacones altos. La mujer romántica. La española cuando besa. La mujer viuda que lee novelas de Jane Eyre bajo una lamparita. La de inmaculada soledad. La que porta siempre consigo la suave brisa de una edad. La mujer torera, ajustada ante la muerte. La mujer cazadora, estirpe. La aguerrida, en general. La acalorada, en particular. La mujer que ama, plenitud. La que espera entre sábanas más frías. La que busca el futuro en una taza de té. Las mujeres que existen. (Próxima entrega y más severa, si cabe, Los hombres).

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