«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Las nucleares de Franco

10 de mayo de 2025

Si casi quince días después del gran apagón no saben las causas es que la culpa es suya. No me creo que, en un sector tan controlado como el de la energía, no las sepan todavía. La otra opción es que no las quieren decir.

Suena todo a palabras huecas y vacías:

«Llegaremos hasta el final», «no son las renovables», «exigiremos responsabilidades». Ni una dimisión. Como cuando el ministro Óscar Puente convierte un robo de cobre en un «sabotaje». Sólo le faltó decir que era un «sabotaje de la derecha2.  Algunos palmeros políticos o mediáticos hasta se apuntaron a ello.

Yo, de Sánchez, ya no me creo nada. Se ha dejado la credibilidad por el camino tras la malversación, la sedición, los indultos y la amnistía. Ahora está aumentando el gasto militar. El mismo que era partidario de cerrar el Ministerio de Defensa cuando estaba en la oposición.

Por eso me temo que el apagón pone en entredicho todo el sistema eléctrico español. Y de paso el modelo energético del Gobierno. Hasta ahora estas cosas sólo pasaban en países precarios y remotos como Venezuela o Corea del Norte. No en estados miembros de la Unión Europea.

Pero no hay que ser un genio para saber que, cuando sobrecargas la red, se funden los plomos. Como si en casa, en pleno verano, enchufáramos el aire acondicionado, la nevera, la secadora, el aspirador, el microondas, la televisión, la play. Probablemente pasaría lo mismo.

Que conste que tampoco soy un firme partidario de la energía nuclear. Entre otras razones porque veraneo cerca de Vandellòs I. En 1989, sufrió el accidente nuclear más importante que ha habido en España. Fue tan grave que hasta fue clausurada.

Con el agravante de que, en verano, es una zona de alta densidad turística. El triángulo irregular delimitado por Tarragona-Salou-Cambrils debe albergar a unos 400.000 turistas como mínimo.

No quiero ni pensar en una evacuación, de madrugada, en estas condiciones. Un caos. Si el incendio hubiera ido a más, tendríamos que haber corrido todos los catalanes hasta Perpiñán.

Vandellòs I es ahora un cementerio de residuos nucleares. Otra de las «patatas calientes» que no se ha atrevido a solucionar Pedro Sánchez. El gobierno del PP aprobó en el 2011 un almacén central para albergar todos los residuos en un municipio de Cuenca.

Sánchez y el Ministerio para la Transición Ecológica le dieron carpetazo en el 2018. Desde entonces se acumulan, entre otros sitios, en Vandellòs 1. Una solución provisional.

Sin olvidar otros incidentes significativos. En Vandellòs 2, la central hermana, tuvieron que cambiar el sistema de refrigeración en el 2007.

No me extraña. Se enfría con agua de mar y cualquiera sabe que la sal corroe los metales. Yo, de pequeño, llevé un día la bici a la playa y me quedó la cadena hecha un asco para siempre.

En este caso, además, el incidente fue divulgado no por la propia planta o el Consejo de Seguridad Nuclear sino por los ecologistas, lo que tampoco redunda en la confianza en las instituciones.

O aquel otro en Ascó, más o menos por las mismas fechas, cuando se detectó la fuga de partículas radiactivas. En teoría, sin consecuencias graves. Pero se produjo durante la visita de centros escolares.

De todas maneras, en Cataluña, el 60% de la energía procede de las tres nucleares que nos quedan. ¿Entonces qué hacemos? Teniendo en cuenta, por otra parte, que las necesidades energéticas irán a más. Basta pensar lo que consume la inteligencia artificial.

Agravado todo ello por el hecho de que su vida operativa es de unos 40 años. Las siete en funcionamiento se pusieron en marcha en los años ochenta: Almaraz I en 1983, Almaraz II y  Ascó I en 1984, Cofrentes en 1985, Ascó II en 1986, Trillo y Vandellòs II en 1988. O sea que el plazo termina esta década o, como muy tarde, en la próxima: entre el 2027 y el 2035.

El problema es que si necesitamos centrales nucleares, tendrían que haberse empezado a construir hace años. Al fin y al cabo, Francia tiene 56 reactores. España, solo siete. A este paso volveremos a iluminarnos con velas.

Me duele decirlo pero el último en ordenar construir centrales —como pantanos— fue Franco. No se ha hecho nada desde entonces porque vivíamos bajo el aquel lema de la Transición: «¿Nuclear? No gracias?».

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