«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
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Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

Las urnas y Sánchez

31 de mayo de 2023

Dios le quitó al Diablo el poder, pero no el saber, lo que a Sánchez le viene de molde. Tras hundirse él, su partido y los comunistas en las elecciones locales y autonómicas, Sánchez ha decidido que de perdidos al río, convocando elecciones generales este mes de julio. Decir que un ególatra como el presidente no quiere apurar hasta el último instante su presencia en Moncloa es desconocer al personaje. Sánchez ha decidido optar por la estrategia del lobo que, atrapado en un cepo, prefiere roerse la pata con los dientes y así poder huir, a fuer de quedarse cojo. El presidente ha conseguido neutralizar con este anuncio —que uno, perro viejo, intuye que ya tenía preparado en caso de que el batacazo electoral fuese el que ha sido— que no se hable de la derrota tremenda que ha padecido. Derrota tremenda, porque el PP le ha sacado más de 750.000 votos en toda España, mientras que VOX ha triplicado, se dice pronto, el número de concejales que tenía, siendo decisivo su concurso con los de Feijoo para gobernar en infinidad de sitios. Una vez disimulado el fracaso del sanchismo, que basó toda la campaña en el figura de La Moncloa acompañado de gritos de «Que te vote Txapote» por toda España, las generales pillan también con el paso cambiado tanto a los barones de su partido, que no van a tener tiempo de organizarse, como a podemitas y a Yolanda Díaz, obligados a ponerse de acuerdo con una candidatura única en menos de diez días.

El error de esta estrategia es que Sánchez cree que lo sucedido este domingo no va a tener efecto en lo que pase en julio. Gran equivocación. El efecto arrastre del triunfo de la derecha estará tan caliente todavía que, espoleados por un sí se puede en versión conservadora, los votantes de PP y VOX van a volcarse en estos próximos comicios porque existen precedentes en muchos países en los que se han dado casos similares. Tengamos también en cuenta que el electorado de izquierdas está desmovilizado —y con razón— ante la catarata de mentiras que les ha venido endilgando el Gobierno socialcomunista. En cambio, los votantes de derecha y centro-derecha ven en estas generales la oportunidad más idónea para consolidar lo conseguido en municipales y autonómicas. Digamos, en terminología militar, que mientras los del Frankenstein están de retirada y desmoralizados, los del bloque conservador tienen moral de victoria porque, entre otras cosas, saben que pueden ganar.

El único peligro consiste en que precisamente por esa sensación de éxito, previendo que la campaña va ser tremenda en cuanto a bulos y embustes, el votante que ha ido a apoyar a PP y a VOX el domingo pasado decida quedarse en su casa o irse de vacaciones pensando que la cosa está hecha. No lo está. Ahora más que nunca se nos brinda la oportunidad de desterrar al sanchismo al rincón de las pesadillas, convirtiendo sus estrategias de pacotilla en la última jugada desesperada de un tramposo profesional. Señores, no nos durmamos en los laureles.

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