Por supuesto condeno la corrupción del caso Koldo y Ábalos, y deseo que la justicia llegue hasta el final. Mi compromiso con el Estado de derecho es absoluto.
Pero una vez dicho esto, y sin merma alguna en la firmeza de mis convicciones, hay algo en las informaciones constantes sobre Koldo y Ábalos que puede haber pasado el umbral a partir del cual el efecto es opuesto al pretendido.
Para empezar, a todo se le quiere sacar punta. «Enviaron una foto de Jéssica en lencería». Hombre, eso era un top lencero. Lencería es cuando se puede usar de hilo dental. No nos hagamos los nuevos, no vayamos de ursulinos…
Luego que sí, que muy mal, que horrible, pero también empezamos a percibir el trabajo que daba todo. La gestión de aquello no era fácil. Por eso aparece en la cuadrilla Joseba, que como el de Carglass estaba encargado de recoger los cristales. Hasta tenía que fichar por alguna de las chicas, no muy hechas al trabajo.
Ellas debían de tener lo suyo. A Miss Asturias Koldo la cambio en el móvil y le puso «loca Asturias». Y eso no se pone porque sí. Por otro lado, cuando en la agenda se empiezan a usar topónimos es que ya hay movimiento…
La susodicha se queja mucho de Koldo para el que no pide exactamente justicia. «Creo en el karma», dice. Una cosa muy femenina. No es muy varonil encomendarse al karma, pero en las mujeres es habitual. Los hombres son más estoicos y abrazan su destino, el suyo. Las mujeres aman al destino cuando se ocupa del prójimo, sobre todo si se ocupa como Charles Bronson. El karma es la mano invisible de las tías.
Koldo estaba entre «loca Asturias» y su legítima, que compareció esta semana haciendo un Villarejo. Cuando lo hace una mujer se parece mucho a islamizarse. En España no islamiza el marido, sino el ex. La pretérita de Koldo se puso una especie de hiyab como en su día Ágatha Ruiz de la Prada se puso un burka para que no la viera el ex (Pedro Jota).
«Soy feminista porque soy socialista». Esto decía Ábalos y pensábamos que mentía estrepitosamente aunque escuchado ahora se entiende de otra forma.
Claro que es feminista. La palabra tiene más sentido dicha por él que por Irene Montero. En él no es adjetivo, es sustantivo. No es que apoye o sea partidario de la mujer, es que se dedica a ellas. Tiene afición, como un deporte. Tenista, baloncestista… feminista.
Llenar el parador de sobrinas y destrozar una habitación es comportamiento de estrella del rock, pero no cualquier estrella mandaría traer a las visitadoras de Valencia porque las de Teruel no le gustan.
«Tres cosas hay en Teruel que no las hay en España: Los Amantes y los arcos y el torico de la plaza»
Nadie conoce otra cosa de Teruel (donde además circula el haplotipo de Federico). En Calatayud al menos estaba la Dolores, pero en Teruel…
Lo de Ábalos y Koldo puede acabar con ellos en la cárcel, con alguno en la cárcel, con nadie en la cárcel o incluso con un cambio en la ley para regular la contratación pública de personal por catálogo. Si los ERE eran un «sistema heterodoxo de agilización de pagos», lo de Ábalos un sistema heterodoxo de selección de charos.