El pasado 19 de enero, La FM y Noticias RCN de Colombia denunciaron la presencia en ese país de funcionarios cubanos y agentes venezolanos con el objetivo de “desarrollar estrategias de desestabilización en la región”, proporcionando además “nombres y cargos exactos de funcionarios del régimen de Maduro”, quienes –según la nota periodística–realizan labores de inteligencia y “hacen parte del denominado Frente Francisco Miranda encargado de operaciones psicológicas y de movimiento de masas”.
No es la primera vez que detectan al régimen madurista llevando a cabo estas acciones en Colombia. En septiembre del año pasado, el portal INFOBAE publicó una nota titulada: Así opera la red de espías venezolanos infiltrados por la dictadura de Nicolás Maduro en Colombia, la cual señaló, que las autoridades neogranadinas habían identificado y expulsado en los últimos meses a 29 agentes chavistas del Servicio Bolivariano de Inteligencia, SEBIN.
La lista de espías encubiertos, abarca desde inspectores jefe hasta detectives del régimen de Maduro. Según fuentes oficiales “el objetivo de los infiltrados era atentar contra opositores, espiar o realizar acciones de desestabilización».
Por su parte, el diario El Tiempo destacó que “por el carácter de los cargos que ostentan y la ubicación estratégica de la base de inteligencia territorial de San Cristóbal, estado de Táchira, a la que pertenecen, se puede aseverar que su trabajo está orientado a infiltrar organismos de inteligencia, autoridades militares y policiales en Colombia con el fin de obtener información privilegiada del Gobierno Nacional y el sector defensa”.
A confesión de parte…
El propio Nicolás Maduro ha reconocido públicamente que tiene infiltrados a miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia, lo cual fue luego reconfirmado por el ex director del SEBIN, general Manuel Cristopher Figuera, quien contó que el delincuente internacional Alex Saab –actualmente preso en Cabo Verde– le dijo que tenía “muchos contactos con empresarios, banqueros, militares y personas de la inteligencia de Colombia”, muy confiables.
“Me quedó claro que Saab era uno de los ‘caballos de Troya’ de Maduro”, afirmó el general.
Otra noticia divulgada en junio de 2020 fue la captura del sargento venezolano Gerardo Rojas, quien decía buscar refugio en Colombia, pero en realidad estaba en actividades de espionaje a las unidades militares en el territorio nacional, según denunciaron las Fuerzas Armadas de ese país en un breve comunicado.
Estos son apenas algunos elementos de una amplia operación cuyo objetivo final es desestabilizar a Colombia, tomar el control de ese país por la vía electoral o a través de protestas vandálicas, y de esta forma, incorporar a esa nación al eje bolivariano.
Además de las operaciones de infiltración mencionadas, el régimen de Maduro ampara y promueve el avance de las FARC y del ELN para que paulatinamente ocupen territorios en Colombia. Para ello financia y apoya políticamente a candidatos regionales y a aspirantes presidenciales, como por ejemplo, Gustavo Petro; y realiza una intensa labor de articulación con el narcotráfico colombiano.
Así se desprende de las declaraciones del director de la ONG FundaRedes, Javier Tarazona, quien explicó al ABC de Madrid, que la presencia de la narco-guerrilla colombiana se localiza en 17 de los 23 estados de Venezuela.
“Lo peor es que los líderes de las FARC como Iván Márquez y Jesús Santrich, entre otros, operan desde el Palacio de Miraflores, la cúpula del poder en Caracas –que los protege y financia– los trata como ministros con escoltas”, asegura el director de FundaRedes.
Tarazona afirma que en Venezuela cohabitan “unos 28 grupos irregulares armados, tanto nacionales como extranjeros, pero los cabecillas de las bandas colombianas –que son ocho frentes guerrilleros en la denominada alianza entre el ELN y las FARC– han expandido sus operaciones de narcotráfico hacia a las costas venezolanas, desde el este –ante las islas holandesas, Curazao y Aruba– hacia el oriente frente a las islas de Trinidad y Tobago, y Guyana”.
Además de operaciones de inteligencia, apoyo a la guerrilla y articulación con el narcotráfico, Maduro representa para Colombia otra amenaza: la injerencia de Cuba, Rusia y el fundamentalismo islámico en esa nación.
Un informe oficial revelado por la revista SEMANA el pasado 18 de enero, habla sobre la indebida estrategia de injerencia de Cuba en Colombia. El documento advierte “que hay planes cubanos para interferir en las elecciones de 2022, desestabilizar al país e incluso, dicen que la seguridad nacional podría estar en riesgo. Al respecto, el presidente Iván Duque advirtió que solicitará la expulsión de diplomáticos que violen convención de Viena”.
En cuanto a Rusia, en diciembre pasado el gobierno colombiano expulsó a Aleksander Nikolayevich Belousov y Aleksander Paristov, dos altos funcionarios que, según la inteligencia colombiana, eran espías que estaban reclutando colaboradores locales a cambio de dinero por información sobre empresas, universidades y el Estado colombiano. Así lo señaló el portal BBC News en una nota redactada por su correponsal en Colombia, Daniel Pardo.
En cuanto a Hezbollah, la revista SEMANA publicó el año pasado lo siguiente: “Hace tres años, a partir de la captura en Cartagena de Abdala Rada Ramel, un libanés con papeles venezolanos, se descubrió una red de lavado de dinero y narcotráfico hacia Líbano. Las investigaciones dieron con un entramado para enviar cocaína escondida en cargamentos de carne y lavar dinero a través de establecimientos comerciales fachada en la costa colombiana. El capturado, además, señaló que Samuel Salman El Reda era su contacto en Líbano y lo calificó como un “comandante mayor de Hezbollah”.
En los tres casos, el factor común es Maduro, puesto que el régimen venezolano sirve de facilitador para las operaciones rusas, cubanas e islámicas en Colombia.
Viendo los hechos en blanco y negro, para el régimen de Maduro constituye una prioridad apoderarse de Colombia, puesto que le significaría poder reeditar el sueño bolivariano de la Gran Colombia, pero dentro de marco de los intereses del Foro de São Paulo.
El control del territorio colombiano le permitiría a Maduro evadir sanciones, consolidar el narcotráfico y garantizar la expansión del proyecto marxista hacia Ecuador y Perú, con el apoyo de Bolivia.
Para Colombia, lograr un cambio de gobierno en Venezuela constituye la diferencia entre mantener su soberanía e independencia, o sucumbir ante el avance castro-comunista en América Latina.
Otro aspecto de la desestabilización madurista en Colombia es el envío –por acción u omisión– de casi tres millones de refugiados, que pronto serán cinco. Esa cifra es capaz de descalabrar cualquier economía porque ¿cuál gobierno puede atender una pandemia y una avalancha de migrantes simultáneamente?
Las alarmas en Colombia se han encendido una vez más.
El expresidente de ese país, Alvaro Uribe Vélez, afirma que “todo lo que han hecho en Venezuela lo quieren hacer en Colombia y cuando Castro instruye al gobierno de Venezuela sobre cómo hacer espionaje y someter a los vecinos, el primer pensamiento que tienen en esa estrategia es Colombia”.
El exmandatario está claro. Maduro es la peor amenaza para la seguridad de Colombia.