«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

BiografĆ­a

Maestre y la impostura de monseƱor Osoro

22 de junio de 2015

Para Lenin, arrancarse de su cuello una medalla devota y tirarla al suelo tras escupir en ella significaba, mĆ”s que un empeƱo prometeico, todo un programa contra Dios y cualquier idea de trascendencia. Todo lo religioso es una indescriptible abominación, y el marxismo serĆ” el perfecto sustitutivo de la religión. Poco antes, el padre de Karl Marx -un tipo de arrogancia hiriente y creador de polĆ­ticas agresivas- veĆ­a en los delirios malĆ©ficos de su hijo el espĆ­ritu de una naturaleza fĆ”ustica, fruto de la flaqueza humana, el orgullo, el egoĆ­smo y la vanidad. Mientras que Marx motejaba a la religión como ā€œel opio del puebloā€, Lenin la calificarĆ­a como ā€œopio para el puebloā€, un aguardiente moral con el que los esclavos del capital pierden su aspecto humano y ahogan sus deseos de una vida digna de seres humanos.

El 10 de marzo de 2011, la caterva marxista indignada, heredera de quienes preferĆ­an partir cabezas de manera despiadada a la posibilidad de acariciarlas, irrumpió en la capilla de Somosaguas de la Universidad Complutense de Madrid, coreando eslóganes como ā€œvamos a quemar la Conferencia Episcopalā€, ā€œmenos rosarios y mĆ”s bolas chinasā€, ā€œfrente al Vaticano poder clitorianoā€, ā€œel Papa no nos deja comernos las almejasā€ o ā€œarderĆ©is como en el 36ā€. Entre los participantes de semejante agresión fĆ­sica y de incitación execrable a la violencia, fundada en la estĆŗpida coartada de la libertad de expresión, se encontraba Rita Maestre, concejal del ayuntamiento de Madrid, leyendo un manifiesto en el que con saƱa se proferĆ­an dicterios ofensivos contra la Iglesia.

Hasta aquĆ­ los hechos. Sin embargo, este siniestro suceso le parece a Carlos Osoro, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal EspaƱola, un acto de ignorancia, porque quien asĆ­ actuaba no sabĆ­a lo que hacĆ­a, ā€œno sabe quiĆ©n estĆ” en el Sagrarioā€. SegĆŗn MonseƱor -cuyas palabras sólo pueden producir una enojosa dispepsia-, Maestre causaba ofensas a los sentimientos religiosos, mostrando con alborozo sus tetas, sin advertir el ā€œtrĆ”ficoā€ entre Dios y el hombre que allĆ­ ocurrĆ­a; profanaba exultante un lugar de culto como quien devora sus hijos contra razón y justicia, desconociendo la verdad de sus actos; blasfemaba con impiedad sacrĆ­lega y homicida con la inocencia de un niƱo que juega a plena luz del dĆ­a, ajeno a mĆ”s normas que la sorda espontaneidad y el capricho brutal. Si supiera Maestre quiĆ©n se encuentra en la EucaristĆ­a, sin duda habrĆ­a comprendido cómo es capaz, a pesar de su odio, de alojarse la misericordia mĆ”s infinita en el enfermo corazón del hombre, en la ridĆ­cula miseria y absurda desvergüenza con que imposibilitamos el pleno desenvolvimiento religioso.

El vicio mĆ”s grave de la Iglesia es la venalidad de gran parte de su jerarquĆ­a, una dolencia ajena a la santidad por cuanto no sirve a Cristo sino a los fines de quienes sólo buscan silenciarlo. Cuando Manuela Carmena, nueva alcaldesa de Madrid, ha manifestado ya su deseo de identificar en rango la fiesta del Orgullo Gay con San Isidro (grosera versión indolora de una analogĆ­a mĆ”s pertinaz que llevó a Zapatero hace diez aƱos a la legalización del ā€œmatrimonio homosexualā€), propongo que el dĆ­a 1 de julio monseƱor Osoro deje claro a sus feligreses si es Dios quien anda por las calles de Madrid sirviĆ©ndose del oprobio con sórdidas y muy costosas reivindicaciones, o es el hombre quien, creyendo encontrase al fin en la sociedad mĆ”s perfecta anhelada por Kavafis, oscurece Su presencia inoculando su ideologĆ­a en ella y obstinĆ”ndose en el rechazo de la Creación. Una propuesta coherente despuĆ©s de soportar el deleznable espectĆ”culo de utilizar un templo en Madrid con fines espurios, ofreciendo en Ć©l un homenaje al fallecido lĆ­der polĆ­tico Pedro Zerolo.Ā 

Frente al peligro de las ideologías secularizadas y anticristianas, identificadas en algunos partidos políticos, que buscan imponer y hacer bueno un fin por cualquier medio posible, se encuentra la misión de resistir desde el esfuerzo ético que potencie la libertad al mismo tiempo que la limite. Frente a una Iglesia complaciente, timorata y acomplejada, que se hace a la medida de este mundo, conviene trascender la hipocresía de designar al mal como ignorancia, la falsedad oportunista y la impostura de verse ahora sorprendido, en un inopinado extrañamiento, por las dolorosas consecuencias causadas por el mismo arzobispo al ceder negligente un templo a quien podría prever haría mal uso de él.

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