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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las mal llamadas ruedas de prensa

27 de abril de 2016

Lo hemos visto en las películas americanas en blanco y negro. Las “ruedas“ se llamaban  así porque los periodistas se situaban en una fila circular que iba dando vueltas a la autoridad que tenía que comunicar algo. Mientras uno preguntaba, los otros anotaban la respuesta. Entonces los periodistas eran todos varones y llevaban sombrero.

La ceremonia se ha organizado mejor. Ahora son “conferencias de prensa”. Los periodistas se sientan disciplinados y hacen las preguntas que quiere oír la autoridad competente. Se ha perdido lo fundamental: el derecho a repreguntar cuando la autoridad no contesta adecuadamente o se va por los cerros de Úbeda.

En la última conferencia de Rajoy, este leyó que, respecto al saldo del comercio exterior, España había logrado un “déficit positivo”. Ningún periodista se atrevió a preguntar sobre tan abstruso concepto. Es solo un ejemplo reciente de un hábito aceptado. En la mili de antes se decía: “el que pregunta se queda de cuadra”. Ante una pregunta más o menos comprometida e interesante, la autoridad responde: “Sobre eso no voy a contestar” o “está todo dicho”. Otras veces se sale por peteneras. Recordemos el diálogo de los dos baserritarras (casheros vascos): Pachi: “¿A dónde vas, Pello? Pello: “Manzanas traigo, pues”.

El político como Dios manda debe responder a todas las cuestiones que le planteen los reporteros, que en ese caso nos representan a todos los contribuyentes. Pero a ver quién es el majo que se atreve a molestar al gerifalte. El cual entiende que, si su nombre se ha escrito en una lista electoral, se halla ya ungido por la musa democrática. El periodista aparece solo como un mosquito molesto al que hay que zapear con displicencia. Si el político quiere seguir en las listas y ascender por ellas, tiene que aprender a no contentar las preguntas; simplemente a responder lo que previamente lleva preparado.

Al menos, en las conferencias de prensa las dos partes se ponen de acuerdo en una cosa: el político da “titulares” y los periodistas los recogen. Los lectores, oyentes o espectadores de los medios se conforman con los titulares. Tampoco estamos para perder el tiempo.

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