«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Abogado. Columnista y analista político en radio y televisión.
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Malta resiste

19 de febrero de 2022

Ahí está, en medio del Mediterráneo, dando un ejemplo de dignidad e independencia sin parangón en la Unión Europea. Este país de poco más de medio millón de habitantes- se trata de la economía más pequeña de la Eurozona- es el único lugar que defiende la vida del concebido no nacido sin complejos. El aborto no se considera un derecho. La revista The European Conservative destacaba en su número del verano pasado el heroico papel de Malta junto a Liechtenstein y Polonia como bastión de la vida en un continente donde el movimiento en defensa de la madre y su criatura va ganando nuevas fuerzas.

El último intento de vencer la resistencia maltesa ha sido un informe emitido por Dunja Mijatovic, comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, que exigía a la pequeña isla mediterránea mejorar la protección de los “refugiados” y las mujeres. Con lo primero, obviamente, se refería a facilitar su establecimiento en la isla. Con lo segundo, claro está, se refería a facilitar el aborto. La señora Mijatovic es la misma que recomienda a España despenalizar las injurias contra la Corona, los delitos contra los sentimientos religiosos y el enaltecimiento del terrorismo. Nacida en Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, en 1964, la comisaria suele envolverse en la retórica de la defensa de las sociedades abiertas, la libertad de expresión e información y, en general, los derechos humanos. En la práctica, es un buen ejemplo de la influencia que ciertas organizaciones internacionales han logrado en el Consejo de Europa. En efecto, Dunja Mijatovic no pierde ocasión de promover su agenda.

Malta sigue en pie y, de algún modo, por toda Europa el movimiento provida se agita con fuerzas renovadas

Sin embargo, ha chocado una vez más con la resistencia de Malta. Su Gobierno no sólo es líder en la protección de los niños y, en general, de las familias -ayudas al cuidado de los hijos, ayudas a las madres que quieren reincorporarse al mercado de trabajo, conciliación de la vida laboral y familiar, protección del empleo- sino que ha respondido al informe con unas observaciones contundentes y certeras: “Malta no está de acuerdo en que el derecho a la salud sexual y reproductiva incluya un derecho intrínseco al aborto”. No sólo ha dicho eso el Gobierno de La Valeta, sino que ha desafiado la convención de que cualquier organismo internacional pueda dictar a una sociedad cómo debe organizarse: “Sigue siendo una competencia de los Estados miembros decidir si el aborto ha de formar parte de un conjunto de servicios de salud sexual y reproductiva a nivel nacional”.

Es reconfortante leer esto en tiempos de confusión; especialmente desde España, donde se quiere perseguir penalmente la oración a la puerta de las clínicas abortistas y donde el lobby del aborto goza de una influencia formidable. Malta sigue en pie y, de algún modo, por toda Europa el movimiento provida se agita con fuerzas renovadas. La ofensiva abortista en Polonia ha provocado una movilización en defensa de la vida que ha contrarrestado las campañas de propaganda de ciertas ONG y de las izquierdas. Hungría está dando ejemplo de cómo la defensa de la familia no sólo reduce el número de abortos, sino que permite superar el invierno demográfico. Incluso en países donde el aborto libre era un dogma político, la defensa de la vida avanza lenta pero segura. Naturalmente, las acusaciones habituales se prodigan contra el movimiento provida. Resuenan las etiquetas consabidas –“machistas”, “fascistas”- pero están perdiendo fuerza. Millones de europeos -y americanos, por cierto- han perdido el miedo.

Por supuesto, cuanto más crece la resistencia, más se intensifican los ataques. Se prodigan los informes que tratan de “concienciar” de la necesidad de impulsar políticas abortistas. Se trata, en realidad, de acciones de influencia. Si se fijan en quiénes financian esas ONG, verán que suelen ser las mismas organizaciones internacionales. En realidad, la promoción del aborto es uno de los ejes vertebradores de la Agenda 2030. 

Ya habrá ocasión de hablar de todo eso. Hoy celebramos que Malta no se rinde frente al aborto y cada vez está menos sola.

¡Viva Malta! 

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