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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El manual de instrucciones

17 de octubre de 2013

Todos los individuos, las familias, las comunidades de propietarios, los barrios, los municipios, las regiones –llamadas en España comunidades autónomas– y los países tienen un manual de instrucciones. Ese manual es la urbanidad, educación, código civil o penal, modelo fiscal y Constitución. Todas esas normas las cumple la superpoblación de buena gente que vive en el mundo y las incumple la minoría de los malos. El problema de la sociedad es que la superpoblación de buenos está gobernada por mediocres blanditos que claudican ante los malos. En España estamos viviendo ejemplos de esa mediocridad.

El Gobierno de España ha anunciado que va a hacer públicas el año que viene las balanzas fiscales. Una cesión ante la presión del nazionalismo (con ‘z’) catalán. Políticamente no hay ninguna balanza fiscal ni comercial. Los impuestos los pagan los individuos y las compras las hacen los clientes. Jamás los territorios. Hitler fue el líder que sublimó los derechos colectivos sobre los derechos individuales. Una balanza fiscal por comunidades, en clave política, es la aceptación nazionalista (con z) de que los derechos y las obligaciones colectivas están por encima de los derechos individuales. Mas y su gente nazionalista (con z) pueden reclamar lo que quieran, incluso publicar su cutre, infantil, absurda y burda –normal en nazionalistas– lista de agravios. Lo que no puede hacer el blandito Gobierno español es caer en su trampa y ceder a la exigencia de publicar las balanzas fiscales. Hacer eso es incumplir el manual de instrucciones del país.

Un asesino múltiple, terrorista confeso con una condena de cuatrocientos años de cárcel, está de vacaciones, seis días, después de haber cumplido dieciséis años de condena. Sólo un Estado blandito puede permitir esa tropelía. Lasarte está de vacaciones por Navarra porque el pusilánime Estado de derecho español consiente que se cometa semejante abuso: que un asesino disponga de semejante beneficio cuando sólo ha cumplido el cuatro por ciento de su condena. El día 20 toca pagar el IVA. ¿Qué le sucede a un ciudadano normal si decide pagar el cuatro por ciento de la cuota que le corresponde? Lo masacran.

Está muy claro, los buenos pagan por todos porque cumplen con el manual de instrucciones. Y los malos, por culpa de los blanditos que nos gobiernan, siempre salen beneficiados. No hay peor enseñanza que ésta. Aznar, que el lunes dijo que “las víctimas son absolutamente inocentes y los terroristas absolutamente culpables”, nombró sucesor a un blandito que cede al nazionalismo (con z) publicando balanzas fiscales y además deja a “absolutamente culpables” de vacaciones por Navarra. ¿Es esto lo que votó la mayoría de los españoles?

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