«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó mås de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

BiografĂ­a

Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó mås de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

Miura y Lorca

2 de abril de 2023

Hace unos días tuve la inmensa suerte y el grandísimo honor de visitar la ganadería de Miura y son muchas las cosas que inspira este santuario de la tauromaquia. Son mås de ciento cincuenta años de historia, siempre en posición preferente. La belleza del cortijo, de sus toros, sus caballos y del campo sevillano en primavera dan mucho que hablar. El trato afabilísimo de los hermanos Antonio y Eduardo Miura son también cuestiones que no lo dejan a uno indiferente.

Pero también genera una sensación que sólo se explica si nos asomamos a la conferencia «Juego y teoría del duende» de Federico García Lorca. Una conferencia en la que el poeta hace gala de su descomunal talento, sensibilidad y profundidad para diferenciar y de qué manera (lean o escuchen la conferencia, estå en la web) la musa y el ångel del duende. 

La musa inspira las formas y el ĂĄngel se las ofrece al artista, las derrama, y el hombre, sin ningĂșn esfuerzo, realiza su obra. Pero el duende es mucho mĂĄs complejo. Lorca recoge la definiciĂłn de Goethe «ese poder misterioso que todos sienten y que ningĂșn filĂłsofo explica». El duende, seguimos con la conferencia de Lorca, es el grito degollado de la seguiriya de Silverio, la bĂșsqueda de Dios de Santa Teresa, las pinturas de Goya… son los sonidos negros, es oscuro y estremecido, el duende es lucha y bĂșsqueda. Tiene poco de diversiĂłn.

Lorca define la fiesta de los toros como cultísima y perfecta. Duende gitano, romano, barroco y judío personificado en distintos toreros que marcaron época y que el poeta considera los cuatro grandes caminos de la tradición española.   

Culta y perfecta, también en su capacidad para representar el espíritu de la época como hizo Manolete con su verticalidad trågica tan apropiada para una postguerra, o el toreo sin reglas y desenfadado de El Cordobés en sintonía con los cambios sociales de los años sesenta. Hoy podríamos leer el toreo profundo y trågico de José Tomås como un recordatorio de que la vida no es para nada «light», pese a que nos la vendan así.

El duende estå presente en el cortijo de Miura y sus toros que nos recuerdan que la Fiesta no es una diversión, como dice Lorca, sino una liturgia en la que la muerte estå siempre presente. Una Fiesta zarandeada por los políticos, y por el «cafrismo» y la picaresca de un empresariado lamentable.

Los toros han vivido casi siempre en dicotomĂ­as. PodĂ­an ser dos toreros, como los cĂ©lebres Joselito y Belmonte y sus dos concepciones del toreo, o de forma mĂĄs reciente entre toristas y toreristas. Estos polos mantenĂ­an la fiesta y el interĂ©s. Hoy esta dicotomĂ­a esta arrumbada, el triunfo de los toreristas es total. Antes, por poner un ejemplo, una ganaderĂ­a como Miura, y tambiĂ©n Victorino MartĂ­n, eran capaces de llenar una plaza de toros. Hoy no. Y se da la paradoja de que la forma de torear de hoy, mano retrasada y compĂĄs escondido, hace menos bello y trĂĄgico el toreo pero con un toro que apenas transmite peligro. Y todo ello sin entrar en las trampas criminales de la picaresca taurina, que simplemente desvirtĂșan la liturgia hasta hacerla grotesca con toros mutilados y drogados.

Podemos estar viviendo la Ășltima dicotomĂ­a, la que impera hoy, entre pĂșblico y aficionados. El pĂșblico va a divertirse, pero el aficionado busca algo mĂĄs, la fiesta perfecta de la que hablaba Lorca en la que el duende se hace presente.  

Al empresario le interesa el pĂșblico, y a las autoridades les deberĂ­a interesar el aficionado. Al igual que existen dos gĂ©neros en el teatro muy diferenciados, el teatro pĂșblico y el teatro comercial, lo mismo deberĂ­a ocurrir con la fiesta de los toros.  

Y en Madrid, en Las Ventas, que es la plaza mĂĄs influyente del mundo, vemos cĂłmo se va decantando hacia el pĂșblico. Nos proponen una «isidrada» de corridas en fin de semana para conseguir mĂĄs orejas, de ganaderĂ­as comerciales de un sĂłlo encaste y en las que la exigencia, esencial para lograr la fiesta culta y perfecta de Lorca, se diluirĂĄ en los entusiasmos pasajeros del pĂșblico, generando una enorme frustraciĂłn en el aficionado y mĂĄs pesimismo sobre el futuro de la Fiesta.

Siempre debemos tener muy presente que los nacionalistas acabaron con la fiesta de los toros en Cataluña, pero desde hacía muchos años los empresarios taurinos la habían convertido, para seguir con el símil del teatro, en un vodevil grotesco para turistas. Y esto no sólo ocurrió en Cataluña, sino que también desapareció y por los mismos motivos en Canarias. Usando la terminología taurina, el puntillazo a los toros se lo dieron los nacionalistas, pero el bajonazo se lo había propinado desde hace mucho tiempo los empresarios taurinos.

Lorca nos enseña que el duende no es exclusivo de España, pero sí que prima en nuestras artes, como Alemania tiene musa e Italia permanentemente ångel. El «espíritu oculto de la dolorida España» debe ser protegido o al menos no ser maltratado por quienes sólo buscan llenarse la cartera ante la mirada cómplice o despistada de nuestros gobernantes.

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