«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Morcilla de Burgos, politically correct

4 de agosto de 2023

La morcilla de Burgos ha luchado mucho para que se le reconozca ser morcilla de Burgos y tener IGP, indicación geográfica protegida, algo así como la denominación de origen de los vinos.

La morcilla, por eso, no puede arriesgar su imagen y no puede permitir ya que nada que rodee a la morcilla sea inadecuado.

Esto no lo pensó el presidente de la IGP, que siendo el presidente de la morcilla y no un simple particular, declaró en una radio que los familiares que buscan abuelos en las fosas lo hacen para cobrar los 400 euros, la consabida paguita. Más bien ironizó sobre el afán de rescatar al bisabuelo cuando el abuelo está olvidado en una residencia.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Burgos denunció sus palabras, que ahora mismo quizás sean hasta ilegales, y el presidente rectificó, gesto que por supuesto le honra, y además pidió perdón por el dolor causado y por «no haber contrastado los datos», como si lo peor de todo fuera carecer de fact check.

Roberto Da Silva rectificó, e invitó a los agraviados a seguir, con él, la senda del perdón, aunque la IGP Morcilla de Burgos ya había decidido y comunicado su cese: «Es una opinión (la suya) que no representa a IGP Morcilla de Burgos ni al propio sector de elaboradores de morcilla de Burgos».

El órgano, hablando por todo el sector, cesaba a Da Silva y se desmarcaba de sus palabras, «contrarias a nuestros valores».

La Morcilla de Burgos (quizás no lo puede evitar) hacía sangre del cesado y lo expulsaba también como miembro, eliminando cualquier duda sobre el compromiso democrático de la morcilla.

Tiene que ser raro y durísimo ser repudiado por el embutido local.

¿Pero qué iba a hacer si vive del público? Aunque la duda siempre nos quedará: ¿puede el consumidor de morcillas dejar de ingerirlas por motivos ideológicos? ¿Puede alguien aficionado vetar la morcilla? No es una simple marca, ni es un refresco, ni es un presentador de la tele. ¿Alguien puede de verdad cancelar la morcilla, es decir, ser consumidor de sangre de cerdo y dejar de serlo por un escrúpulo ideológico? ¿No es la morcilla lo antiescrupuloso?

Pero es que ya nadie, pero tampoco ya nada puede incumplir ni pitorrearse de la Ley de Memoria Histórica. La morcilla de Burgos se reconoce por su sangre, su cebolla, su arroz y ahora también por su respeto a la memoria ‘democrática’. Eran muchas las cosas que se podían decir de la morcilla de Burgos, y ahora también que tiene valores, que imaginamos en consenso con los ya expresados por el chorizo de Cantimpalos, los pimientos de Padrón y la sobrasada mallorquina.

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