«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.
Alfonso Ussía Muñoz-Seca. Madrid 1948 Escritor. Premios. Mariano de Cavia, González-Ruano, Jaime de Foxá y Baltasar Iban. Especial Ejército, Fundación Guardia Civil y FÍES de periodismo. 53 libros. Distinciones. Gran Cruz del Mérito Naval. Gran Cruz de la Orden del 2 de Mayo. Medalla de Oro de Madrid. Cruz de Plata de la Guardia Civil. Entre ABC, Tiempo, Época, y La Razón, más de 20.000 artículos. Pluma de Plata y Pluma de Oro.

¿Navarra perdida?

7 de noviembre de 2021

La obsesión del nacionalismo vasco, lo mismo del ultraderechista, racista y beatorro PNV, que del terrorista, ultraizquierdista y violento de EH Bildu, es la anexión de Navarra. 

Lo es desde que Sabino Arana, el pitoflojo, retornó a su hogar bilbaíno después de pasar la luna de miel con su joven mujer en Lourdes, donde no se produjo el esperado milagro. Ella retornó tan intacta como se fue, porque la Virgen de Lourdes, a Dios gracias, no se ocupa de peticiones tan anómalas y extravagantes. Cuando Javier Arzallus no se había descolocado del todo mentalmente y le preguntaron por la supuesta independencia de «Euzkadi», respondió airado. «¿Independencia? ¿Para qué? ¿Para plantar berzas?». Arzallus era un hombre inteligente, hijo de carlista, jesuita en Klagenfurt, capellán de la Embajada de España en Bonn y oficiante de la Misa del 18 de julio siendo embajador un Sebastián de Erice. Colgó la sotana, y con mucho cuidado se incorporó al nacionalismo del PNV. Su hermano Florencio, también jesuita, dejó escrito que su esquela en ‘El Diario Vasco’ se publicara en español. Y cuando agonizaba su madre, Javiercho –así le decían-, le informó de un hecho emocionante. –Madre, ahí fuera, hay mucha gente que te quiere con banderas y rezando por ti-; y la madre le respondió: -Por desgracia, Javiercho, estoy segura de que ninguna de esas banderas es la mía-. Tuvo dos novias, una muy guapa y la otra menos agraciada físicamente. Al final eligió a la menos agraciada. – Es lógico, comentó con sus amigos-; la guapa con los años perderá su belleza, y la menos guapa es una cocinera maravillosa y lo será hasta que muera-. Y como dicen los casheros, «ashertó con fundamento». 

El carlismo tradicionalista y anticomunista ha perdido fuerza. Ha dejado de ser la muralla ideológica contra el insaciable colonialismo vasco

Pero sin Navarra, la independencia de «Euzkadi» era una quimera. Con inteligente constancia, obsesivamente, el nacionalismo vasco se ha hecho, poco a poco, con la gobernación de Navarra. La presidente, María Chivite, es socialista, y como buena socialista, mentirosa, y como buena mentirosa, prometió que jamás pactaría con Bildu. Ya gobierna gracias a sus votos en el Parlamento navarro. Pero es Bildu, y no el PNV, el elegido por la Chivite, lo cual produce escozor anímico a los peneuvistas. Los socialistas prefieren pactar con los herederos de la ETA que con los derechistas sacristanoides que vienen de Sabino Arana. El presidente de UPN y portavoz de Navarra Suma, Javier Esparza, ha sido contundente en su diagnóstico: «EH Bildu manda cada día más en Navarra«. No sólo en la zona fronteriza con Álava y Guipúzcoa, sino también en La Ribera, mucho más enraizada y ligada a Aragón que a las provincias vascas. En el nacionalismo vasco, y ahora en el navarro, hay dos tendencias. Los del PNV no quieren la independencia, pero viven de sus privilegios fiscales y económicos –el Cupo Vasco-, por mantener sus falsas pretensiones independentistas. Y los de EH Bildu, exterroristas, violentos, antisistema y podemitas, cuyo único objetivo es la independencia de «Euzkadi» con Navarra incorporada. Y estos son los socios preferentes de María Chivite y el Partido Socialista, como era de prever y esperar. 

¿Navarra perdida? Por desgracia es una posibilidad. El carlismo tradicionalista y anticomunista ha perdido fuerza. Ha dejado de ser la muralla ideológica contra el insaciable colonialismo vasco. Y las fuerzas políticas conservadoras navarras están combatiendo las ideas y las raíces profundamente españolas contra el socialismo, cuyo único fin es mantenerse en el poder y los herederos de la ETA. Sucede que Navarra cuando reacciona lo hace sin disfraces ni cautelas. Y ahí radica la esperanza. Que tiemble el PNV. Si en las próximas elecciones vencen los socialistas y los etarras, las primeras víctimas serán de ellos, y ellos los perseguidos. Porque estos hijos, los de la ETA y Bildu, no respetan a sus padres, los nacionalistas del PNV. Sería divertido si no estuviera en juego Navarra, y con ella, España.

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