Lawson fue un notable periodista, polĂtico y, sobre todo, uno de los ministros de hacienda (y economĂa) mĂĄs importantes e influyentes de las Ășltimas dĂ©cadas. TambiĂ©n se va un peso pesado de aquella Ă©poca gloriosa del liberalismo conservador como fueron los años de Thatcher y Reagan. Unos años en los que, por fin, no ser de izquierdas era estar en la vanguardia del progreso y de las nuevas ideas.
Como con el anterior binomio, Roosvelt y Churchill, los Gobiernos de Reagan y Thatcher cambiaron la forma de pensar y de gobernar en muchos paĂses. Se rompieron muchos consensos, o mĂĄs bien se promovieron eficaces disensos que llevaron a una disminuciĂłn de la presencia del estado, mĂĄs competencia en todos los sectores (el Reino Unido aĂșn es una potencia en los servicios financieros gracias a la reforma de Lawson) y a la reducciĂłn de impuestos. En este punto, como señalaba el primer ministro Sunak en su elogio sobre Lawson, se da la paradoja que señalaba JFK: bajar impuestos sube la recaudaciĂłn.
Lawson fue un gran dialĂ©ctico, muy brillante y eficaz. Racionalista radical sometĂa a su poderoso intelecto crĂtico los dogmas y consensos que nos gobiernan. Su formaciĂłn como periodista le enseñó que las polĂticas eficaces para promover los disensos requieren de unas preparaciones exhaustivas y de mucha pedagogĂa pĂșblica. PodrĂamos promover una regla Lawson: para cambiar la sociedad hay que prepararse mucho y explicarse aĂșn mĂĄs. Hay que preparar el terreno para las reformas mĂĄs radicales si existe la ambiciĂłn de que estas polĂticas perduren. Nuestras sociedades opulentas, maduras y muy reacias al cambio requieren de mucha pedagogĂa para la reforma. Sunak señala un ejemplo muy ilustrativo. Cuando era responsable de energĂa hizo un enorme acopio de reservas de carbĂłn para acometer con posibilidades de Ă©xito la durĂsima huelga de mineros que sufriĂł el Reino Unido en 1984-1985.
Por ello, creo que toda la elefantiasis legislativa de cambio social del Sanchismo irĂĄ a la papelera tras las prĂłximas elecciones generales. Los gobiernos del PSOE y Podemos han actuado como dĂ©spotas al imponernos medidas de ingenierĂa social que nadie pedĂa, y sin la mĂĄs mĂnima explicaciĂłn o pedagogĂa. No hay un entorno social para evitar que simplemente desaparezcan como sin duda pedirĂĄ VOX en su momento con la ley Ăłmnibus de aboliciĂłn de todas las leyes del sanchismo que propone desde hace tiempo IvĂĄn Espinosa.
Lawson fue siempre crĂtico con los consensos; mantenĂa que, si los tres partidos principales del Reino Unido estaban de acuerdo en algo, es que ese «algo» fallaba. Y entonces se empleaba a fondo para denunciar los fallos de dicho consenso. Imaginemos lo que pensarĂa de España donde los consensos se apoyan en casi una docena de partidos.
En los Ășltimos tiempos apoyĂł el Brexit pues consideraba que era mejor liberarse de las tiranĂas burocrĂĄticas (y escasamente democrĂĄticas) de Bruselas para acometer los enormes desafĂos de este siglo.Â
Sus Ășltimos esfuerzos los dedicĂł a generar debates y promover unas polĂticas mĂĄs sensatas para acometer el cambio climĂĄtico. Recuerdo una conferencia en Madrid donde se manifestĂł enormemente crĂtico con los molinos de viento. Hoy, España estĂĄ siendo literalmente destrozada en sus paisajes por los dichosos molinillos. Han destruido las provincias de CĂĄdiz, Soria, Teruel e incluso se han instalado en las RĂas Gallegas. Este consenso de especuladores y progres es insĂłlito. MĂĄs que una alarma climĂĄtica lo que estamos padeciendo es una alarma paisajĂstica.
Acabemos con unas palabras del propio Lawson: «En Europa, donde el absolutismo del cambio climĂĄtico es total, la religiĂłn ecolĂłgica ha copado el vacĂo de las iglesias organizadas, el cuestionamiento de sus mantras es considerado una blasfemia».
Descanse en paz este gran luchador de la razĂłn y de la reforma radical.