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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¡Ojo, runners! No antes de las ocho

23 de abril de 2014

Lo han llamado “trabajar en un acuerdo de colaboración» cuando quieren decir “terminaré imponiéndolo por mis escaños en el Parlamento”. El caso es que la ‘ministra naif’ se ha reunido con el presidente de la Comisión Gestora de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas (Uteca), Alejandro Echevarría, y con el director general de la patronal de las cadenas privadas, Andrés Armas, para lograr que los españoles nos vayamos a dormir no más tarde de las once de la noche. Pretende adelantar los informativos y el prime time de las cadenas privadas para avanzar en el ámbito de la conciliación y la racionalización de horarios.

 

Ana Mato llega un poco tarde, como siempre los gobernantes, porque desde hace más de diez años, una parte de la sociedad civil viene movilizándose a través, por ejemplo, de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles que preside Ignacio Buqueras. Sus campañas en los medios de comunicación, sus congresos y su actividad ‘lobbysta’ dan los primeros frutos en el Gobierno.

La idea no es mala porque iríamos acompasados al resto de los países de nuestro entorno y porque los que empiezan a trabajar temprano dormirían lo suficiente para no ir a rastras a la oficina. Aunque las imposiciones sobran y cada uno es muy libre de programar como quiera y de acostarse cuando le plazca. Que luego quieres ir tempranito a hacer deporte y no te dejan, que hay parques deportivos como el del madrileño Canal de Isabel II que no abre hasta las ocho y tiene a los runners (una especie que se multiplica en España desde hace unos pocos años) dando vueltas por el duro asfalto en vez de por su blandita pista continua.

 

Lo mejor sería que el Gobierno no tuviera que decirnos a qué hora irnos a la cama y que tampoco las administraciones públicas o las sociedad privadas que gestionan titularidades públicas o semipúblicas nos limiten el horarios para hacer deporte. Allá cada cual, que si no, un día de estos, acabarán por determinar con quién podemos acostarnos y cuántos kilómetros tenemos que correr.

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