«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Oscura isla en osorbo

21 de octubre de 2024

El osorbo (brujería) que le han echado a Cuba, aquella isla, no tiene comparación con nada. Lleva años en semioscuridad, pero ya hace unos días estuvo (nadie sabe hasta cuándo) completamente a oscuras de una punta a la otra. El presidentico títere nombrado a dedo por el tirano alcohólico anunció que no estaban en condiciones para alumbrar nuevamente al país, ¿cuándo han estado en condiciones de algo que no sea de destruir? ¿Cuándo se ha sabido algo certero en Cuba desde 1959 hasta la fecha? Nunca. De modo que es probable que los cubanos vuelvan a tener electricidad para las calendas griegas, lo que ya es un decir. Mientras tanto, los niños mueren de hambre, y los presos políticos enfermos, a los que no se les da la atención médica requerida, se les termina asesinando en las cárceles, como el caso de Gerardo Díaz Alonso, de 35 años, que ha dejado una familia con dos hijos pequeños.

Cuba arrastra más de medio siglo de comunismo, o sea, de eso que llaman «justicia social». Thomas Sowell describió y aclaró el concepto de la siguiente manera: «La envidia alguna vez fue considerada como uno de los siete pecados capitales antes de convertirse en una de las virtudes más admiradas bajo su nuevo nombre: Justicia Social». La envidia, cuando se disfraza de justicia social, no sólo puede acabar con el alma de un país, sino con el país mismo, con su ecosistema, con su existencia física real. Lo convierte en algo amorfo moralmente, en una mancha oscura, que no se deslíe más que a fuerza de plomo o drones. ¿Tendremos que reclamarle al Mossad y a Benjamin Netanyahu que a cambio de alguna parcela de tierra, de la isla de Pinos, antiguo proyecto con Israel en suspense, le meta candela como al macao a estos siniestros «justicieros sociales» panzudos?

Han resurgido las manifestaciones en aquella isla tras los últimos apagones de varios días seguidos, pero ya nadie mantiene la esperanza de que algo cambiará de forma radical con más pacifismo. Sobre todo porque la poca gente inteligente, con luces —nunca mejor dicho— de ese desdichado país son muy conscientes de que sólo esquilmando, ahora a México, como hicieron con Venezuela, dejándolos en los huesos, podrán recibir un mendrugo de pan, así como contadas horas de alumbrones. Lo otro es que regresen los rusos, otrora soviéticos, hoy oligarcas, lo que ya está ocurriendo a pasos agigantados, con tal de que vuelvan a enviarnos sus latas fofas pasadas de fecha de vencimiento a cambio de soldados negros en la primera línea del frente, durante lo que dure la invasión a Ucrania.

Por si acaso, voy a poner el parche antes de que salga el grano: lo que sucede en Cuba no tiene nada que ver con el embargo norteamericano, que no es ni mucho menos bloqueo, tampoco embargo, es boicot comercial. Cuba además puede negociar con el resto del mundo, sobre todo con dos potencias mundiales, China y la propia Rusia. El Club de París le condona la deuda cada año, se trata de más de 300 millones de euros. ¿Dónde meten los esbirros esa suma tan importante de dinero? Es fácil adivinarlo, lo roban. También valdría preguntar qué hicieron con el dinero para la construcción de termoeléctricas que les donó Rusia en el 2015. Tampoco lo que ocurre en Cuba es algo inédito, es más bien cíclico.

A estas alturas la única solución es convertir en momias reales a los mandamases, porque momias políticas hace rato que son. Fuego y cenizas, limpiar de arriba abajo, a machete limpio. Pero eso lo tiene que decidir un solo líder: el pueblo mismo.

Duele mi país, llevo una vida entera con este dolor encajado no sé en donde, quizás en cada partícula de mi cuerpo; duele porque Cuba se muere y desde la distancia también los exiliados agonizamos con ella. Muy pocos en el mundo hacen algo por liberarla y revivirla.

Allá en medio de la oscuridad, apagadas en el mar, tenemos nuestras cruces.

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