«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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Pam Guardiola

20 de marzo de 2023

Hasta ahora, de todos los partidos populares que habitan la piel de toro, que bien podríamos llamar Federación de Partidos Populares de los Pueblos de España, el FPPPE, con música de samba de fondo –pepepepepeeppepeepepepe— no sabría con cuál quedarme.

De ellos, una vez que Feijoo salió de su taifa gallega y rompió a hablar en español, el que más me ha llamado la atención hasta ahora ha sido el blasinfantista Moreno Bonilla, todavía hinchado y henchido de mayoría absoluta, que esta semana ha abierto la Oficina de la Junta de Andalucía en Cataluña «para reforzar lazos entre dos comunidades hermanas». Quizá las otras comunidades autónomas sean primas, no sé. Jamás deja de sorprenderme Huanma. A mes a mes, por aquello de que estaba en Cataluña, ha tenido a bien hablar por Núñez Feijoo para decir que la «mesa de diálogo» –Diálogo, qué bonito nombre tienes—continuará si gobierna el susodicho, siempre dentro de la legalidad. Gracias, Huanma. Dentro de la Constitución. Todo un detalle, Huanma. Mientras tanto, Josep Piqué, con un look muy primerorrepublicano por aquello de los ciento cincuenta años, ha vuelto –como MacArthur– y ya sugiere a Alberto que afloje la cartera para ablandar los doloridos corazones nacionalistas. ¡Señor, es que no aprendemos nada! ¡Que saquen a Soraya a pasear por la Diagonal!

Pues bien, en mi sempiterna e inútil, me temo, búsqueda de sentido común dentro del plural, diverso, diversísimo diría yo e incomprensible hogar popular he encontrado una auténtica estrella. No del sentido común, sino del esperpento, pero una estrella. Que no estamos para elegir. La candidata popular a la presidencia de Extremadura, María Guardiola, se presenta en Twitter con un trino que reza: «Es el momento de las extremeñas. Ahora nos toca a nosotras». Hombres extremeños, cojan la capa y el bombín, que se van. Claro, luego querrán ustedes que los populares voten en el Congreso a favor de la supresión del Ministerio de Igualdad. ¡A ver dónde van a meter a todas estas joyas cuando gobiernen!

Guardiola es el mimo, el calco, la prolongación, el clon, la gemelita siamesa de Pam. Podrían ser las Pili y Mili de la política, Separadas al nacer o Tú a Boston y yo a California.

Quizá, sólo quizá, la contundencia con la que se expresa la rubia extremeña acerca del derecho al aborto (sic), el movimiento LGTBIHIJKXIZ, la violencia machista o la inmigración, cuestiones casi todas sobre las que no tendría competencias, invita a pensar en el furor del neoconverso en su afán de ser aceptado por el que hasta antes de ayer fue el contrario. Quizá, sólo quizá, alguien debiera decirle a María que esos a los que anhela tanto agradar ya tienen el original para votar. Son estos detalles que se te escapan en el fragor de la batalla política, que todavía no ha empezado, y para los que se contrata a unos trescientos asesores.

Lo que no se puede negar a María Guardiola es claridad. Antes de iniciar la campaña electoral ya le ha ofrecido tres pactos al PSOE, pero dice que con VOX ni con un palo porque nadie le va a quitar derechos a las mujeres: «…el aborto, los derechos conseguidos por las mujeres, no se va a retroceder ni un milímetro en ello, la política no está para irrumpir en la vida de las mujeres sino para acompañarlas y protegerlas…». Después de esta declaración de intenciones sólo puedo añadir que me da mucha pena no estar empadronada en Extremadura para no votar a María Guardiola. En fin, ¡cuántos votos me debería devolver el Partido Popular! No importa, ni uno más.

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