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La Gaceta de la Iberosfera
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Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

Patriotismo energético

16 de octubre de 2022

Cortes de calefacción, cierre de empresas por subida de costes, amenaza de apagones, inflación de doble dígito  para todos… la situación se está poniendo muy fea.  

Nos dicen que una de las causas de la crisis es la subida del precio del gas y del petróleo. Esta subida repercute directamente en nuestro precio de la electricidad por el mecanismo impuesto por la UE para la fijación de precios de la electricidad, el denominado precio marginal. Un precio que se marca de forma absurda teniendo en cuenta el precio más caro, normalmente la electricidad procedente del gas, pero muchos día el agua, la hidroeléctrica que tiene el coste más barato del sistema (en torno a tres euros megavatio dado que muchas de nuestras presas están amortizadas). 

 Es muy ilustrativa la metáfora que usa Luis del Rivero. El precio de la energía se asemeja a un carrito de la compra donde se van colocando los distintos alimentos; y en el caso que nos ocupa, el de la electricidad generada por distintas fuentes: nuclear, renovables, agua, carbón, gas; pero para pagar todos los componentes de este carrito se usa la fuente más cara.  Es como si todo el carrito de la compra tuviera que pagarse al precio de un solo alimento y siempre el más caro.  Compramos patatas y cebollas y las pagamos al precio del jamón ibérico.  Imagínense el negocio que están haciendo las eléctricas (y el estado con sus impuestos). Cobran el precio más alto independientemente de costes.  Y son ellos los que establecen el precio más caro, de ahí el escándalo que muchas veces  la fuente que  fija el precio más caro es la hidroeléctrica.  Es decir, nos venden cebollas a precio de jamón porque no hay independencia a la hora de fijar los precios.

Sólo Abascal ha levantado la voz. Es el único político independiente que ha pedido soberanía energética, y también alimentaria

Del Rivero también pide una más correcta utilización de nuestras presas hidrológicas como acumuladores de energía (bombeando agua cuando hay exceso de energía) y su utilización para recuperar nuestra soberanía alimentaria mediante un incremento del regadío. Apunta a que esta es la siguiente crisis mundial que padeceremos y debemos estar preparados con una optimización de regadíos mejorando la infraestructura hidrológica existente.

 Este precio marginal de la electricidad es un precio político impuesto por Alemania en la UE para que todos los países tuvieran precios más o menos uniformes y así no menoscabar la competitividad de su industria. En La UE demasiadas de sus políticas y regulaciones tienen como objetivo final salvaguardar la sacrosanta industria alemana.   

Además de Del Rivero, hay otra voz, la de Maria Teresa Estevan Bolea, que se ha alzado para denunciar el disparate de las renovables que han consumido ya más de doscientos mil millones de euros en subvenciones, y ha reclamado la vuelta al carbón (contamina sólo el doble que el gas, lo cual es perfectamente asumible),  y por supuesto, muchas más inversiones en centrales nucleares.

Vamos de cabeza a una crisis económica cuyo origen es político, lo cual es inaudito

El problema de la energía es político y de abuso de mercado por parte de unas pocas compañías. Para sostener este abuso hay una confabulación entre las empresas eléctricas, los medios de comunicación y muchos políticos.  

Sólo Abascal ha levantado la voz últimamente.  Es el único político independiente que ha pedido soberanía energética, y también alimentaria. VOX plantea unas políticas de choque para que haya más inversión en centrales eléctricas baratas, volver a apostar por la energía nuclear y por supuesto, bajar impuestos, porque no sólo se están forrando las eléctricas también lo está haciendo el estado con la energía que consumimos. Vamos de cabeza a una crisis económica cuyo origen es político, lo cual es inaudito en nuestra historia económica.

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