Pedro Sánchez ha arrasado a Eduardo Madina en las elecciones celebradas entre los militantes socialistas para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la Secretaría General del PSOE. La mitad de los que han votado, lo han hecho por el madrileño, que se ha mostrado muy consciente de ser el primero el liderar el partido gracias al voto directo de las bases. Hasta este momento, los cuadros medios y las ‘baronías’ socialistas han hecho el trabajo para que Sánchez llegara a ocupar la silla principal de Ferraz, pero ya los militantes han dictado sentencia y, a falta de oficializarlo en el Congreso extraordinario de finales de mes, el PSOE estrena líder, un líder con estrella.
Con estrella porque la retirada de Susana Díaz de la carrera por suceder a Rubalcaba fue lo que permitió a Pedro Sánchez tener opciones, y el apoyo de la andaluza fue lo que le dotó de los avales necesarios para concurrir. Ese apoyo de la ‘lideresa’ se filtró en el poroso organigrama del partido y puso la maquinaria a funcionar en favor de Sánchez, que llega ‘de rebote’ al liderazgo del PSOE como llegó a la Asamblea de Madrid y al Congreso de los Diputados por renuncia de un electo.
Pero además de estrella, Pedro Sánchez es, según quienes le han tratado, muy trabajador, competitivo, eficaz y ambicioso, a la vez que guapo y simpático. Tiene suerte y se lo trabaja. En su primera comparecencia tras saberse ganador, junto a Madina, Pérez Tapias y Rubalcaba, ha ido directo a la yugular del Partido Popular: “Ha comenzado el principio del fin de Rajoy como presidente”.
Para ganar al PP, Pedro Sánchez puede presentarse a las primarias de otoño que designarán al candidato socialista a las elecciones generales (nunca ha descartado esta posibilidad) o puede llegar a un acuerdo de bicefalia con su ‘hada madrina’, Susana Díaz para que sea ella la que se bata el cobre con Mariano Rajoy.
La andaluza le ha llevado de la mano hasta la Secretaría General y cabría pensar que será ella la que decida si bicefalia o todo a Sánchez. De su renuncia a la carrera por suceder a Rubalcaba, se podría deducir su renuncia a la candidatura, como de las primeras palabras de Sánchez tras la victoria, de su “vamos a ganar al PP”, se desprende su ‘hambre’ por ser el candidato del PSOE y el presidente del Gobierno. En el partido ha nacido una estrella, alumbrada y sostenida por la ‘lideresa’ Díaz, con ganas y ambición que bien le vendrán al PSOE para tratar de volver a ser lo que fue.