«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

Por qué confrontar al Oriente con el Occidente

23 de febrero de 2022

No otra cosa es la expresa confrontación de los ejércitos aliados de los Estados Unidos de América, la OTAN y la Unión Europea (estos muy disminuidos) con las tropas rusas. Se dilucida en el límite entre los dos bandos: la sufrida Ucrania. De momento, es, solo, una especie de careo, pero, los efectos del eventual conflicto pueden hacer sufrir a todo el planeta. Sería, pues, la III Guerra Mundial, si Dios no lo remedia; en realidad, la primera de tal magnitud. La razón es que pocos países de importancia se atreverían a declararse neutrales o ajenos a la hipotética contienda, si suponemos que puede llegar a extenderse. Para empezar, lo impide el hecho del alcance de las armas actuales, aunque no se utilicen las nucleares (decisión muy probable). Se quiera o no, los dos bandos corresponden, en principio, con el Oriente y el Occidente, por difusos que sean los términos geográficos. Es lástima tal adscripción, pues Rusia debería ser considerada como una nación europea a todos los efectos. Por otra parte, resulta imposible trazar un meridiano que separe los países de los dos hemisferios culturales o ideológicos. Parece bastante claro que, ante una hipotética conflagración planetaria, un país como Nueva Zelanda se situaría del lado occidental y otro como Cuba se inclinaría por el bloque oriental. Ahí, se ve que lo de Oriente y Occidente son etiquetas imprecisas. La adscripción a uno u otro bando será, en muchos países, una afinidad ideológica más que una participación en las operaciones bélicas.

Ni que decir tiene, España no podrá permanecer neutral, como lo hizo, mal que bien, en las anteriores guerras mundiales

Las potencias hegemónicas de cada bando serían Rusia y China (por el oriental) y los Estados Unidos de América, el Reino Unido (con la Commonwealth) y la Unión Europea (por el occidental). Podría darse la paradoja geográfica de que Japón o la India se pusieran del lado occidental, más que nada, por no dejarse dominar por China, tan cercana.

Aunque no estalle la guerra, o tarde en hacerlo unos años, la oposición entre los dos teóricos hemisferios sigue adelante. La clave está en el resurgimiento de China como gran potencia, no solo militar, sino económica y científica. Nada menos que pretende sustituir la actual hegemonía de los Estados Unidos de América. Es una de las transformaciones más impresionantes del mundo contemporáneo, y, encima, con la extraña persistencia de un régimen político totalitario. Otra dificultad es que su idioma común no es, de momento, una lengua de comunicación internacional. Pero, todo se andará; sobre todo, si el chino mandarín consigue generalizar el alfabeto latino. Ese sí que es un símbolo universal, así como el calendario basado en la era cristiana. La verdad es que hay pocos emblemas que unifiquen al planeta. El género humano cultiva la diversidad en todos los campos.

Durante la primavera de 1918, en las postrimerías del conflicto, los combatientes padecieron el estallido de la pandemia de gripe

Ni que decir tiene, España no podrá permanecer neutral, como lo hizo, mal que bien, en las anteriores guerras mundiales. De momento, ya hemos enviado una corbeta al Mar Negro. Por símbolos, que no quede. Lo curioso es que tal apoyo lo suscriben algunos partidos de la oposición y no todos los que integran el Gobierno.

Llama la atención una extraña coincidencia con la I Guerra Mundial. Durante la primavera de 1918, en las postrimerías del conflicto, los combatientes padecieron el estallido de la pandemia de gripe, que se apellidó española sin mucha lógica. En el caso actual, la pandemia del virus chino se enseñorea en la frontera de Rusia y Ucrania. Ignoro a qué se debe la curiosa propincuidad de algunos virus y los conflictos internacionales.

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