«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Programas

8 de julio de 2014

Si en algo tan intrascendente como una programación de televisión se nos proporciona un horario y una relación de contenidos para que sepamos qué canal o emisora preferimos, ¡cuánto más en algo tan importante para nuestro futuro! ¡Un partido político debería dejar bien claro cuál es su programa y que iniciativas pretende imponer! Si no se proporcionan dichos objetivos, ¿qué debemos tomar como referencia para orientar nuestro voto? ¿Los eslóganes de un mundo perfecto? ¿El carácter más o menos afable o la belleza de los candidatos? ¿A qué semejante planteamiento se le antojaría infantil a cualquier persona con uso de razón? Si se nos dice que el programa da igual, que todo es una cuestión de ideologías, de simpatías, inclinaciones más o menos interesadas, como si se tratara de un equipo de fútbol, ¿qué respetabilidad nos merecería dicho sistema? 

Un partido debería dejar claras las medidas y objetivos que persigue y la realidad que pretende imponer, para que todos sepan a qué atenerse. Así se podrá “a posteriori” valorar comparativamente su programa con otras propuestas alternativas. No se trata de contrastar a un gobernante contra principios ideales, sino contra realidades. Si un partido no presenta su verdadero programa porque alega que no está en sus manos o no es posible sinceramente llevarlo a cabo, ¡que lo diga! La escusa de que ‘es Europa’ -lo cual probablemente es cierto puesto que hemos como nación renunciado a una parte importante de nuestra soberanía histórica-  la que nos impone la austeridad y las condiciones económicas que nos llevan a condicionar nuestro sistema, no es válida, pues estamos en Europa y esa es una condición que hay que evaluar en nuestro programa. Y si no nos gusta, propongamos el salir de la UE y eso es lo que debemos someter a consulta a nuestros ciudadanos: ¿Queremos seguir en Europa o no? ¿Qué es mejor en conjunto para nosotros? Y si resulta que todos en el fondo es lo que quieren y así lo deciden, dejar de dar la matraca sublevando a insatisfechos como armas arrojadizas, como arma propagandística.

Si por otra parte un partido sale elegido con un programa y no lo sigue es una estafa al electorado, sin paliativos, y debe replantearse el programa y someterlo a votación. Eso sería una democracia parlamentaria. Tampoco me vale la escusa de ‘¡Europa nos manda!’, pues al igual que en el caso anterior: ¡eso ya lo sabías! Y si lo sabías, no debías haber dicho lo que dijiste, pues es una falsedad. En resumen: ¡electores, léanse los programas y oblíguese a su cumplimiento! Eso sí, si se quiere sufragio universal, que sea obligatorio, que nadie se excuse en que no sabía.

“La ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento.”

.
Fondo newsletter