El Gobierno quiere que en los menús de los restaurantes se deje de ofrecer cerveza y vino. En otro momento, hubiera pensado que no puede hacerlo, que la libertad del restaurador y esas cosas están por encima de no sé qué. Olvídense. Vienen tiempos en los que prohibir todo no sólo es posible, sino que es moda. Prohibir es cool. Un Gobierno que no te regula la vida de arriba a abajo es un Gobierno fascista. El progresismo consiste en prohibir todo lo posible. Qué cosas, ¿eh? A los que tenemos una edad esto nos suena a broma, luego lo pensamos bien y se nos quita la risa de golpe. Madurez, qué bonito nombre tienes. O no.
Es cierto que hay cosas del Gobierno progresista que no alcanzo a entender. ¿Cómo voy a llegar a casa sola y borracha si cada cerveza o vino me cuesta un pastizal? Ahí veo yo un agujero ideológico importante. Es muy posible que Irene Montero haga una ley de las suyas —ilegible— por la que a las mujeres se nos exima de determinados impuestos a la hora de agarrarnos una torrija por mor de nuestra realización personal y la maravillosa sensación de llegar a nuestro hogar a las tantas, más solas que la una y en un estado todo lo lamentable que hayamos elegido. Así es como la ministra de Igualdad visualiza el feminismo. Ya lo dijo El Gallo —o Churchill, vaya usted a saber—: hay gente pa tó.
A los fumadores deberían ponernos una suite con vistas por nuestra contribución a Hacienda! Cuánto desconocimiento. Y cuánto vicio tenemos, eso también
Hasta ahora, la vía más habitual de nuestros gobernantes de todos los colores para amargarnos la vida sin prohibirnos cosas de forma explícita -quiero pensar que existía cierto pudor- era subir los impuestos a determinados productos. Perdón, en realidad, esto no es del todo correcto. He sido injusta y rectifico. La forma que eligen los gobiernos para cuidarnos es gravar aquellas cosas que nos hacen daño. No te lo prohíbo, te disuado de que consumas mal haciéndote ese producto prohibitivo. Entiéndase: lo hacen por tu bien, no por recaudar más.
Por ejemplo, Montoro subió los impuestos de las bebidas azucaradas para que tuviéramos éxito en la operación bikini. A ver de dónde se cree usted que salieron los ángeles de Victoria Secret, ¿de un Gobierno liberal? No, de un Gobierno cool and healthy.
Qué decir del tabaco. Se habla incluso de prohibirnos fumar en nuestra casa, cosa que parece ser que ya sucede en los Estados Unidos. Copiamos siempre lo malo. Y eso que cada vez que compramos un paquete de tabaco pagamos diez camas de un hospital como mínimo. Luego están aquellos ciudadanos que pretenden que a los fumadores no se nos atienda en la sanidad pública por nuestro mal comportamiento. Que le salimos muy caro al Estado. ¡Pero si debieran ponernos una suite con vistas por nuestra contribución a Hacienda! Cuánto desconocimiento. Y cuánto vicio tenemos, eso también.
Se cercenan las libertades por su bien. Esto es fundamental. Usted no sabe. Es más, usted no sabe nada
Lo que llama la atención es lo poquito que sabemos sobre lo sucios que somos. El señor transportista con su furgoneta diésel es un ser malo, que cada vez que llena su depósito está contaminando estenuestroplaneta. Por eso, y no por otra cosa, es por lo que se le fríe a impuestos en la factura de combustible: para que aprenda a no contaminar. Este tipo de personas pudiendo conducir un Tesla han elegido seguir con su furgoneta diésel de diez años. Todo por hacer daño a estenuestroplaneta. Como si hubiera un plan B. No merecen más que nuestro desprecio. Bueno, y llamarlos ultraderechistas cuando se quejan.
Lo importante que debe usted saber, estimado neoliberalote encubierto, es que se cercenan las libertades por su bien. Esto es fundamental. Usted no sabe. Es más, usted no sabe nada. Usted es un ser insano y contaminante con piernas. Desde que se levanta hasta que se acuesta, va dejando su huella de carbono impregnada por todas partes. Es usted una mancha en estenuestroplaneta y eso autoriza al Gobierno a hacerle la vida imposible.
La salud de estenuestroplaneta, en primer lugar, y la salud colectiva, autorizan al Gobierno a prohibir, gravar e incluso a suprimir su existencia si fuera necesario. Aquello de no tendrás y serás feliz, era mentira. No tendrás y, además, serás un pobre desgraciado. Pero sonría, prohibir es cool.
