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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Peligro digital, oportunidad digital

15 de septiembre de 2016

La moda digital es ya parte de nuestro mundo. A los españoles de 2016 les ha interesado mucho más Pokémon Go y les interesa más la nueva versión deBattlefield que los cansinos vaivenes del Parlamento y de Rajoy. Los juegos y las redes son una parte importante, innegable, irreversible, del mundo. Pero mal usada en las aulas no sólo no mejora las competencias de los alumnos, sino que acentúa las consecuencias negativas de las diferencias sociales. Sin ventajas relevantes.

Los europeos vivimos, como todos los occidentales de 2016, cegados y a menudo embriagados con las tecnologías, esas que nos empeñamos en llamar ‘nuevas’. Además de muy buenos negocios para algunos, hay un fondo ideológico en la cosa, ya que nadie que quiera seguir en la corrección política y social negara la radiante asociación entre el mundo digital y el Progreso. Sin embargo, en Francia ha surgido una oposición a su imposición en las aulas.

En 2014, François Hollande lanzó un “Plan Digital para las Escuelas”, con el objetivo de conectar todos los centros educativos en banda ancha dar formación digital a los docentes (otra vez, diremos aquí), de estimular a los editores de libros de texto para que publiquen sus libros en versión digital y de dotar al menos 3 millones y medio de alumnos de una ‘tablet’. Pero a diferencia de España, en Francia ha surgido una resistencia muy argumentada contra las supuestas ventajas de la enseñanza ‘digital’ y subrayando las ventajas de la docencia tradicional.

Ya el informe PISA de 2015 iba en esta dirección. Y no es poca cosa, porque si algo ha demostrado la OCSE a lo largo de las décadas es su íntima vinculación a todos los mitos progresistas, empezando por el tecnológico.

Ahora, la profesora francesa de historia Karine Mauvilly y el ingenieroPhilippe Bihouix escandalizan a todos los bienpensantes publicando para Seuil “Le Désastre de l’école numérique. Plaidoyer pour une école sans écrans” y pidiendo, en suma, una escuela sin pantallas o al menos una escuela sólo con las pantallas necesarias. El argumentario no es precisamente nuevo, sino trazado en torno a algunas de las verdades conocidas y ocultadas hace mucho sobre las tecnologías digitales: su uso y abuso hace difícil la concentración, disminuye la capacidad de reflexión abstracta y de cálculo y no estimulan la creatividad, al menos no la artística y literaria. Es verdad que la publicidad -muy bien hecha- asocia los ordenadores, los teléfonos y las tabletas al surgimiento de ideas y colores, lo que estaría creando una sociedad llena de pequeños genios de todas las edades. Oh. Pero la verdad, para estos dos valientes franceses, es más bien que invertir dinero y tiempo en la “escuela digital” no es más que una excusa más para ocultar el fracasode las últimas décadas de reformas sistema educativo.

Algo de esto, casi literalmente, se ha visto en España en las últimas décadas:gastar en tecnología y rehuir con eso el mal planteamiento del sistema y la mala formación resultante. Desde luego, y a pesar de todos los esfuerzos ideológicos en nombre de la igualdad en las aulas (que ha llevado a que lo progre sea no la igualdad de oportunidades sino ya la igualdad de resultados, con la resultante masificación de títulos cada vez más desprestigiados y vaciados de contenido real), a lo que contribuye curiosamente la digitalización de la educación es la extensión de la desigualdad sencillamente económica y clasista a las opciones educativas. Para el economista Thomas Piketty, en París los resultados reales de los Liceos se corresponden rígidamente con los niveles sociales preexistentes por barrios: en las familias de clases más bajas, los alumnos disponen antes de acceso a las redes, a menudo sin control y sin límite de horas ni de redes, de teléfono, ordenador y por supuesto de cámaras. En cambio, en las familias de más nivel social hay más control, y más actividades formativas tradicionales, desde los deportes a los instrumentos musicales.

Y lo que parece tan claro en Francia como en España es ninguna investigación demuestra que el uso de medios más modernos favorezca la formación sin más. Lo que dice PISA es eso: que a más horas de pantalla, peor comprensión y elaboración escrita, sencillamente. No dejemos que los políticos en Educación oculten su capacidad, sus prejuicios progres, la defensa de sus errores anteriores o la cobardía en cumplir la que fue su palabra… simplemente poniendo unos ordenadores y un enlace a la fibra óptica.

Pero una cosa es cierta: todo ese mundo está ahí, ha venido para quedarse, es parte de la vida de todos y mucho más de la vida de los sujetos de la educación. Hablando del fenómeno Pokémon de este 2016, decía Luis del Pino en Libertad Digital que no es sólo (con ser mucho) un fenómeno económico, sino una revolución tecnológica y cultural. Históricamente,Nintendo había triunfado con las consolas portátiles, decayó después y con Pokemon ha demostrado saberse adaptar al mundo del Smartphone.

Es la imagen del verano: gente de muchas edades cazando Pokemon por las calles. ¿Es eso malo, y será malo para su formación? No necesariamente. Con Pokemon Go se anda más, salen de casa, se fuma menos, visitan monumentos (pokeparadas, relevantes edificios y obras de arte sitios donde consiguen puntos) y en general ha triunfado y ha cambiado nuestra percepción de los juegos más simples incluso. Será malo para su educación si juegan en vez de estudiar, pero mejor que jueguen a eso que verlos, o no verlos, jugando a otras cosas.

Seguramente hay que asumir el mundo digital, y en particular el mundo de los juegos, como una dimensión de nuestra cultura. Pokemon Go es sólo un ejemplo pequeño, y no el mejor pero sí el mayor, de lo que estos días decía el profesor Íñigo Mugueta en su blog ‘Con-ciencia Histórica. Historia Antigua y Medieval’, hablando incluso de las posibilidades educativas, en la nueva generación de videojuegos de estrategia histórica, como CivilizationAge of EmpiresEuropa UniversalisRise of NationsImperium CivitasAnno 1404Patrician Rise of Venice. Y es que no es cuestión de llorar un pasado que no volverá, sino de luchar por el futuro con los medios del presente, sin renunciar a nada.

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