En la polĆtica actual lo mĆ”s importante (y, en ocasiones, lo Ćŗnico) es encontrar un culpable al que atribuir todos los males o desastres que sin Ć©l se achacarĆan al Gobierno. En esto, el Gobierno de Pedro SĆ”nchez, incluso sin IvĆ”n Redondo ni Pablo Iglesias, es un maestro consumado. Nunca ha tenido la culpa de nada, porque una banda de villanos se confabulaba en su contra.
Si habĆa que repetir las elecciones, se debĆa a la testarudez de Ciudadanos; si la epidemia de covid mataba mĆ”s que en otros paĆses, era por el PP, que no arrimaba el hombro; si SĆ”nchez tenĆa que negociar con Bildu los Presupuestos Generales, era del PP y de Cās, porque no le daban sus votos; si los estados de alarma se declaraban ilegales, lo hacĆan unos jueces carcas para satisfacer a Vox. Y ahora que la inflación ha regresado con una fuerza desconocida desde los aƱos de Felipe GonzĆ”lez, la culpa es de VladĆmir Putin, que ha montado una guerra solo para fastidiar a nuestro bienamado presidente. No me sorprenderĆa que un dĆa Putin se comiera los deberes de las hijas de Pedro y de BegoƱa.
El Gobierno socialista ha puesto su parte en la carrera de la inflación subiendo los impuestos, las cotizaciones laborales, el salario mĆnimoā¦
La inflación parecĆa haber muerto, al igual que la historia, como habĆan profetizado tantos predicadores del globalismo y tantos europeĆstas. Con los tipos de interĆ©s oficiales en el cero o en negativo, las empresas y los ciudadanos no corrĆan a los bancos privados a pedir prĆ©stamos para gastar el dinero.Ā
Sin embargo, ha reaparecido en los Ćŗltimos meses. ĀæCuĆ”ndo? Cuando se puso en marcha el mundo que los āexpertosā mĆ©dicos y los gobiernos habĆan decidido cerrar para salvarnos del covid. En 2020 todo se paró. Y en 2021 empezaron a arrancar los motores, pero costaba acelerarlos. Y el trigo, el petróleo, el nĆquel, la madera, el carbón (sĆ, se siguen quemando miles de toneladas de carbón en el mundo, a pesar de Greta Thunberg), los chips, aĆŗn escasos, tenĆan muchos demandantes. Entonces los chinos, los europeos, los norteamericanos, los japoneses, los indios sacaron sus billeteros para pujar cada uno mĆ”s alto que los otros. La primera economĆa del mundo, la de EEUU, registró un IPC en enero (de nuevo antes de la guerra) de 7,5 por ciento y en febrero de 7,9 por ciento.
La OPEP extraĆa mĆ”s de 30 millones de barriles diarios antes de la crisis del covid y ahora ronda los 28,5 millones. Menos producción para un mundo asustado que quiere asegurarse su suministro. En consecuencia, volatilidad y subidas, que se trasladan a los combustibles, la energĆa, los fertilizantes, los detergentes, el asfalto,Ā las llantas… El barril que costaba 65 dólares en enero de 2020 y 55 dólares en enero de 2021 superó los 70 en junio y los 80 en octubre. Entonces, el EjĆ©rcito ruso no habĆa comenzado a desplazarse a las fronteras de Ucrania. En diciembre, con los militares rusos ya desplegados, el barril bajó ligeramente, pero en enero rebasó los 85 dólares, casi un 50 por ciento mĆ”s que hacĆa doce meses. La inflación, como el perro de la guerra, ya rondaba los jardines de los europeos. Y ahora supera los 120 dólares.Ā
El Instituto Nacional de EstadĆstica espaƱol muestra que el IPC, uno de los Ćndices que miden la inflación, superó el 3 por ciento en agosto pasado, el 5 por ciento en octubre y el 6 por ciento en diciembre. ĀæO serĆan los saboteadores a sueldo de MoscĆŗ que llenaban depósitos de gasolina y compraban pisos para provocar la inflación?
Esta calamidad económica es una fiesta no para la Hacienda espaƱola y, con ella, para toda la casta polĆtica y el funcionariado
Ya en octubre el MWh costó a los espaƱoles mĆ”s de 300 euros. Y el dĆa del sorteo del āgordoā de Navidad, el 23 de diciembre, el MWh marcó 400 euros. A finales de aƱo, Putin jugaba con sus tanques, pero nada mĆ”s. Ahora nos sentimos aliviados porque el MWh ha vuelto a los 250 euros con los rusos a un tiro de piedra de Kiev.Ā
En estos meses, el Gobierno socialista ha puesto su parte en la carrera de la inflación subiendo los impuestos, las cotizaciones laborales, el salario mĆnimo⦠y aumentando las subvenciones, la deuda pĆŗblica y los viajes en Falcon.Ā
Esta calamidad económica es una fiesta no para la Hacienda espaƱola y, con ella, para toda la casta polĆtica y el funcionariado: la mitad del precio de venta de los combustibles corresponde a impuestos. AsĆ que por el centimito que se lleva Putin por el poco gas natural y petróleo que vende a EspaƱa, Hacienda recibe un euro.
Cuando el Gobierno āde progresoā imponga peajes en las autovĆas o nos retire la carne de los supermercados no serĆ” para recaudar fondos con los que devolver a Bruselas los prĆ©stamos que nos ha hecho ni para āsalvar el planetaā, sino por obra de Putin. Como ha escrito la periodista āprogreā Berna GonzĆ”lez Harbor en El PaĆs: āPronto seremos mĆ”s pobres, pero mĆ”s dignosā.Ā
Ā”FastĆdiate, Putin! Con la inflación que has creado nos despojas de bienes materiales y nos purificas. Somos libres gracias a ti⦠y a SĆ”nchez, alabado sea su nombre.Ā