«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Razón de Estado

14 de octubre de 2014

Este secular principio ha quedado prácticamente en desuso al menos oficialmente, en un mundo mediático políticamente correcto,  debido a múltiples abusos en el pasado, aunque en la realidad, todos los estados  que se respetan a sí mismos, lo asumen e imponen como justificación de sus acciones políticas. En España una muestra más de falta de autoridad  en la cúpula de la nación, es el tratamiento que se le está dando al tema de la presencia del virus “ebola” en nuestro territorio. En primer lugar, el tema es lo suficientemente importante como para no permitir que los medios de comunicación se estén regodeando para llenar espacio y publicidad informativa a costa de difundir las opiniones de cualquiera que le apetezca darla sobre algo que la inmensa mayoría no tiene ni idea. Ni siquiera muchos expertos saben exactamente cuál es la solución perfecta, vamos tanteando, acordémonos del desconcierto que se produjo con el sida durante los primeros años.

No hay riesgo cero en el mundo, ni estamos inmunizados contra cualquier desgracia natural o epidémica que nos pueda asaltar en un momento determinado: ni controlamos los terremotos ni lo sabemos todo sobre nuevas plagas, con gran esfuerzo hemos ido avanzando por el camino del conocimiento y eso ha salvado muchas vidas, aunque igualmente hemos tenido que padecer incontables desgracias. Ni el interés informativo ni el derecho a la libre opinión son criterios válidos en todos los casos, y mucho menos que algunos políticos intenten sacar rédito de una desgracia tan seria y tan peligrosa, por una enfermiza satisfacción de protagonismo, que con instinto cainita, muy hispánico, quieren hundir al contrario, aunque sea a costa de hundir a toda la nación.   No se pueden decir tonterías ni permitir que se juegue con el temor de una población sugestionable, psicológicamente vulnerable, el temor o la histeria colectiva son realidades no invenciones. Este gobierno, al igual que cualquier gobierno del mundo intenta luchar contra este nuevo azote, pero ni este gobierno ni ningún gobierno es responsable de la plaga, de lo que se trata es de limitar  sus efectos letales en la medida de lo posible, en la medida de lo posible con nuestros medios y nuestras limitaciones, que son muchas, para ello disponemos de unas herramientas: nuestros equipos médicos, sanitarios y técnicos, y ahí nadie puede afirmar que en España no sean excelentes, de los mejores del mundo, no omnipotentes ¡Por supuesto nadie lo es! Es ridículo tener que escuchar a cualquier mindundi dando su opinión y criticando por los medios de comunicación sin tener ni idea, en función de sus simpatías políticas u obtusas ideologías, que pretenden anteponer la vida de un perro a la muerte de cientos de niños.   Los medios son culpables, es necesario imponer un control y el gobierno que lo permite también (es una nueva falta de autoridad o temor ante la critica) no hay derecho de información que valga, la mitad de las noticias son puro morbo y me avergüenza ver a algunos comentarista notables en su oficio practicando este juego. La información dosificada debe dispensarse racionalmente, por auténticos expertos y dándole el tiempo informativo justo, sin generar histerias colectivas, si esto exige una forma de censura que se imponga. En la prensa extranjera la noticia obviamente ha salido, pero ni mucho menos tiene el protagonismo que se le quiere dar desde los medios nacionales. Nadie en general está lo suficientemente loco, salvo parece ser algunos políticos nacionales, como para darle aire a un asunto tan serio, es razón de estado.  Todos los países serios, están repatriando a sus enfermos, entre otras cosas para aprender a combatir esta enfermedad desconocida. Habrá víctimas, pero si no se ensaya sobre territorio europeo, no sabremos combatirlo eficazmente cuando se presente. 

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