Divorciarse es fatal. El ocaso del romanticismo. Ā”Tan Enrique VIII!… y todos saben cómo acabó Ana Bolena. La ejecución de los amores imposibles.Ā
Hoy Ashley Hamilton lo habrĆa tenido tan fĆ”cil como decirle a Melania:Ā
-Mira Melita, quiero el divorcio, me voy con Escarlata, ya he hablado con los abogados, me quedo en los Doce Robles y quiero la custodia compartida.Ā
Y a Melita no le habrĆa quedado otra que envainĆ”rsela, Escarlata nunca se habrĆa puesto el traje rojo de la vergüenza y el capricho habrĆa terminado peor que la sĆ©ptima boda de Liz Taylor: Con Ashley compuesto y de vacaciones en un crucero para singles.Ā
El divorcio finiquita el trajĆn de las pasiones prohibidas. Ya no habrĆ” mĆ”s Anna Kareninas lanzĆ”ndose en brazos de las vĆas del tren, tampoco Condes Vronskis pervirtiendo a inocentes damiselas, no habrĆ” amistades peligrosas, ni maridos resignados que aguanten con estoicismo la cornamenta.Ā
No habrĆ” seƱoras en Oviedo confesĆ”ndose de sus pecados ni clases de piano a las que finjan acudir para encontrarse con su amado. Por no haber, no habrĆ” ni sevillanas de tronĆo: āMe decĆa que iba a misa mare y me engaƱabaā¦ā Nada hay mĆ”s deseable que lo imposible. Las fugas han dejado de tener todo sentido. Como los niditos de amor, las secretarias, las mantenidas, los bastardos ó los suicidios por envenenamiento.Ā
Esto, ademĆ”s de ser una tragedia para el amor en general y para los amantes en particular, es una desgracia sin parangón para los escritores. ĀæQuĆ© serĆa hoy de DāAnnunzio sin el calor abrasador del remordimiento de LāInnocente? ĀæY de ClarĆn y su Regenta? El trĆo de SĆ”ndor MĆ”rai carecerĆa de interĆ©s. Hoy los amores son incandescentes.
Nuestra historia serĆa otra si Serrano Súñer no hubiese caĆdo rendido en las aristocrĆ”ticas – y un poco ligeras- redes de la musa de Balenciaga. Ni encuentros clandestinos en Lhardy, ni niƱo muerto y nos habrĆa dejado a todos sin el culebrón de la Transición, lo mejor sin duda de todo el proceso: el amor incestuoso e imposible de Carmen DĆez de Rivera y su hermano e hijo del ministro.Ā
Hay que reconocer que para eso los franceses son mucho mĆ”s civilizados que nosotros, con divorcio ó sin Ć©l, siguen manteniendo las costumbres y hoy en dĆa es posible vivir con apasionamiento las escapadas del motero y primer ministro francĆ©s con una corista made in siglo XXI.Ā
Por eso es de agradecer, en un mundo ajeno al escĆ”ndalo, la existencia de Olvido Hormigos. Olvido Hormigos es a nuestro tiempo la personificación de la Hija de Ryan, siendo Telecinco el escenario de su lapidación en lugar de un pueblecito irlandĆ©s de pescadores y Jorge Javier VĆ”zquez el sacerdote que trata de encaminar a la pecadora. Y el marido, estoico es.Ā
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