Ha ganado Nicusor Dan las elecciones en Rumanía. Tranquilos, estas elecciones no las anularán aunque las injerencias obscenas, masivas y grotescas por parte de Francia, Alemania y la Comisión Europea han sido claras y demostradas, lo que nunca fueron las supuestas injerencias que le robaron las elecciones a Călin Georgescu.
«El europeísta Dan ha ganado al ultra Simion», dicen en las televisiones de los países en los que gobierna el bipartidismo de los socios de Pedro Sánchez, que no les parece nada ultra. Aunque Sánchez sea un jefe de Gobierno claramente partidario de violar las leyes, de la corrupción, del recorte de libertades y también del terrorismo, como acaba de demostrar en Bagdad jaleando a los árabes a ayudar a los asesinos de Hamás.
«El europeísta Dan ha ganado al ultra Simion», dicen. Cuando el llamado «europeísta moderado» es socio de comunistas y socialistas que maman de la mafia de la Securitate, es partidario de las bandas LGTBI en colegios de primaria, aplaude la inhabilitación de rivales bajo acusaciones sin pruebas y apoya plenamente la corrupción masiva del aparato socialista delincuencial que le ha aupado a la presidencia.
Lo cierto es que Simion hubiera necesitado un tsunami de votos colosal para evitar que todas las trampas, presiones y fraudes instalados en el sistema impidieran que este ajeno al sistema entrara en el sistema. La oleada de votos de Georgescu les pilló por sorpresa, y por eso ganó y ganaba la segunda vuelta que anularon la mafia socialista y sus socios de Bruselas.
Ahora han logrado legitimar a un presidente izquierdista apoyado por todo el Partido Popular Europeo, con socialistas y extrema izquierda, todos juntos ya siempre sin fisuras, como ya pasa en toda Europa. Populares y socialistas ya no disimulan que son lo mismo y tienen un único candidato conjunto. En Varsovia pasa igual. Aunque el 1 de junio quizás no sea suficiente para que Donald Tusk, títere de Bruselas y Berlín, tenga un presidente que le ayude en sus desmanes y abusos totalitarios.
En Rumanía para unos años han logrado borrar al presidente legítimo Calim Georgescu, al que le robaron la presidencia obscenamente. Pero pese al rodillo de la presión, el dinero y la totalidad de los medios de desinformación «europeísta», el 46% de los rumanos han votado una opción clara y radical contra el centralismo antinacional socialista y totalitario europeísta, y a favor de su soberanía y sus derechos.
En toda Europa avanza la libertad y el coraje en su defensa. No todos los pasos en todas partes serán igual de grandes y rotundos, ni con mismo ritmo. Pero todas las elecciones nacionales en todos los países europeos demuestran que hemos entrado ya en una nueva era en la que los valores conservadores y las fuerzas nacionales van a acabar con la triste, empobrecedora y liberticida hegemonía de la izquierda y sus cobardes escuderos del ultracentrismo.