«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Seguridad Jurídica

16 de junio de 2016

 Escuchando las noticias hace tan solo unos días me enteré que los próceres del nuevo “ayuntamiento del cambio” de Madrid habían paralizado y alterado un proyecto aprobado de una cooperativa de ciudadanos en plena calle Raimundo Fernandez de Villaverde, que como todo el mundo sabe es la calle en la cual residen todos los millonarios de Madrid, con la justificación de que no hacen falta más viviendas de lujo para ricos y que “el pueblo” tiene derecho a utilizar unos terrenos aunque no sean del consorcio ni de la comunidad, porque:” Yo lo valgo…” 

Resulta, me consta,  que hay personas que habían adquirido un piso, que ahora con la nueva normativa tal piso ya no existe, y que además deberá compartir su patio comunitario residencial con todos los ciudadanos que deseen pasearse por su casa. Lo que no sabemos todavía es si también tendrán derecho dichos paseantes a entrar en las viviendas particulares de los que hayan tenido la suerte de conservar su propiedad. Puestos a eso, quizá también sugieran la invasión de todas aquellas comunidades de vecinos de Madrid, convirtiéndolas  en territorio común de todos los habitantes del municipio. El derecho, según estos predicadores mesiánicos,  es una herramienta de los  económicamente poderosos para sojuzgar al pueblo.

En otras épocas tales anacoretas, que buscaban la paz, la frugalidad y el aislamiento de una vida de desapego total hacia los bienes de este mundo,  solían tirarse al monte, donde no molestaban a nadie,  en lugar de invadir espacios públicos. Pero obviamente de lo que se trata es de llevar adelante la revolución, y eso desde las colinas y la vida ecológicamente sostenible y salvaje no es posible… ¿Cómo sino, iban a acceder a todos esos bienes, prebendas, que ahora monopolizan los ricos, que les impiden el acceso a ellos al coche oficial y los privilegios que tales cargos conllevan? Claro está que tal principio palidece ante la exaltación de la “okupación” incluso violenta de la propiedad ajena.

Lo que más me sorprende no es tanto que estas “autoridades” atropellen derechos elementales, es lógico en su ideología: “Quien a los suyos parece honra merece…”, sino que ante tal tropelía en Madrid, y en media España, no se hubieran montado unas manifestaciones masivas ante el ayuntamiento, exigiendo que se respetaran los derechos adquiridos de unos ciudadanos, vecinos nuestros, ante la posibilidad de que lo que hoy le está ocurriendo a ellos, pueda ocurrirle a cualquiera pasado mañana…¡Acuérdense de aquello del exprópiese, exprópiese..! Para cuando se hayan enterado, serán dueños de todo, nuestra libertad incluida. Así surgen todas las formas de sistemas totalitarios.     

La indiferencia colectiva hacia el mal y los abusos a los ajenos: Nadie se mueve hasta que no se le toca a él,  eso lo saben los demagogos y líderes carismáticos revolucionarios. Poco a poco se cuecen las langostas.

Pero si solo fuera este caso de inseguridad jurídica, estaríamos tranquilos, lo malo es que en España casi nadie acaba de entender este concepto, ni la derecha ni la izquierda. No hay más que recordar la terrible afirmación popular, y no del partido,  que dice “El que manda, manda…” Pensemos solamente por un momento, lo que fue el cambio que se produjo en el tratamiento de las plusvalías inmobiliarias: de quedar exentas para la vivienda propia a los 20 años, a tener que tributar en una escala ascendente según el período de tenencia – los socialistas – quebrando radicalmente el principio consagrado en todo sistema jurídico serio: el de los derechos adquiridos, lesionando económicamente a todos aquellos propietarios con más de 20 años de ocupación, y ya el remate,  se lo proporcionaron recientemente los populares, al no tener en cuenta el coeficiente de abatimiento por la inflación en la venta de un inmueble, a la hora de calcular las plusvalías. Es evidente que la supresión de tal concepto supone introducir un componente expropiatorio en la liquidación de impuestos, nadie en su sano juicio puede pensar que en 20 o 30 años no se haya producido una inflación que ha modificado los índices de valoración fácilmente en más de un 300% entre la inflación estructural del sistema español y la entrada en el euro.

Por tanto se están expoliando, que no expropiando, pues eso supondría un justiprecio y aquí no es el caso, los ahorros de la clase media de las generaciones entre los 50 y 80 años, cuyo ahorro esta fundamentalmente en sus viviendas, a la hora de la transmisión, vía venta o vía herencia,   como medio para seguir alimentado este estado pantagruélico que hemos instalado.

 ¿Se han oído protestas masivas, manifestaciones, castigos electorales? Pues no, y eso que es un tema que tarde o temprano, como la muerte, nos cogerá a todos izquierdas o derechas,   mayores de 55 años. ¿Por qué? Pues como es algo que nos va afectando individualmente, no existe un sentido colectivo de derechos adquiridos, una vez más: “Hasta que a mí no me afecte…”  y entonces es tarde ya te han atracado.

¿Qué hay de las inversiones primadas en renovables? Una serie de personas e instituciones han invertido su dinero en unos proyectos publicados en el BOE, por un gobierno legítimo, incluso algunos con crédito, y a mitad de la partida se le cambian las condiciones. No entro en el tema de si son justificadas o no esas condiciones, la ley las consagró, y como tales deben ser respetadas.

¿Significa que las normas y reglamentos no puedan ser alterados? Por supuesto que no. Pero aquellos que iniciaron una acción o adquirieron un derecho en su momento, deben ser respetados, la irretroactividad de las leyes es un principio fundamental del estado moderno en Occidente, partir de ahí se pueden hacer todas las modificaciones que se quiera, los estados tienen todo el derecho de alterar sus criterios, aunque nunca vulnerando los derechos adquiridos, o lo que es lo mismo poniendo en duda, casi certeza, la seguridad jurídica de cualquier inversión, proyecto, programa o derecho .

Solo en Europa y en Occidente en general, se han respetado estos principios, y han costado, no ríos de tinta que decía D. Federico de Castro, insigne jurista, sobre la pregunta qué es el derecho,   sino de sangre, hasta se conquistó el respeto por  los derechos del hombre y del ciudadano respecto al estado o la colectividad. Parece que en España esos ejemplos, como otros muchos, son bastante comunes, y desde luego en numerosos países son moneda de cambio normal, por eso apenas consiguen atraer inversión ni generan confianza.

 

Lo siento por los cooperativistas de Raimundo Fernandez de Villaverde, ¿Qué hacen por cierto “los defensores del pueblo”, ínclitas figuras que buen dinero nos cuestan, ante atropellos de tal calibre? Pero no nos llevemos la sorpresa, pues una buena parte de la ciudadanía, siguiendo cantos de sirena o simple rabia contenida, les han votado, y les tendrán que acabar purgando, tarde o temprano, cuando a cada uno personalmente le toque,  tales comportamientos con tales autoridades serán cada vez más frecuentes,  vicios jurídicos nacionales corregidos y aumentados.   Por eso no puedo por más que recordar el célebre poema del británico  John Donne: “¿Por quién doblan las campanas…? No se sorprenda: Doblan por ti…

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