El terremoto político de las legislativas francesas ha supuesto otro duro golpe al ya desnortado proyecto federalista de la Unión Europea.
El paso de 8 a 89 diputados de Agrupación Nacional, que se convierte en el primer partido de la oposición, ha dejado aturdida a una UE cuyo canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, se desgarra dentro de su propia coalición, y con un presidente de Italia cuyas huestes en el Gobierno están en cisma en previsión de las elecciones de 2023.
La derrota de Macron ha generado un importante clima de incertidumbre en Francia lastrando la acción política europea del joven exbanquero. En Bruselas, es patente el sofocón de la alemana y presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, que ve muy disminuida la influencia de su vasallo en la escena europea y el alejamiento de las posibilidades del petit Napoléon de llevar a término las reformas prometidas.
Francia y Alemania siguen saltándose a la torera el embargo de venta de armamento a Rusia decretado en 2014
Pese a lo anterior y en plena crisis económica, social y de valores de la UE, los Jefes de Estado y de Gobierno han acordado dar el estatus de “candidatos” a Ucrania y a Moldavia: ergo dumping social y aumento de las ayudas financieras de Bruselas, o sea, nuestra pasta.
Abruma el cinismo de los peces gordos de la UE, el socialista Olaf Scholz y el trasversal Macron, felicitándose por el hecho de que “Ucrania forme parte de la familia europea”, pues conviene no olvidar que ambos siguen saltándose a la torera el embargo de venta de armamento a Rusia decretado en 2014. Esto es, Alemania y Francia siguen alimentando al agresor, mientras desde la UE deciden que las consecuencias de tener que alimentar al agredido las paguemos los de siempre.
Es la magia de una UE trufada de europeístas-buenistas, tan transversal que no cree en nada, que todo vale, y en la que nos dictan con quién debemos ser solidarios y con quién no.
No es mi intención criticar el incremento de la industria militar europea, menos aún en el actual contexto geopolítico mundial. Cualquiera sabe que con banderas arco iris, talleres de feminismo para pintarse el toto, hincando rodilla en eventos deportivos o con tanques eléctricos no sólo no se gana nada, sino que hay altas probabilidades de ser aplastado por la realidad.
Sólo son capaces de garantizarnos un mendrugo de pan a precio de angulas
Lo que pretendo es evidenciar el cinismo y la traición de la UE a sus ciudadanos, pues si bien tiene más claro que el agua que con sus acciones —tampoco con el otorgamiento a Ucrania del estatus de candidato— no va a conseguir (ni lo pretende) ningún objetivo militar, ni va a cambiar el curso del conflicto, la UE sabe que es altamente probable que dicho conflicto acabe con gran parte del territorio ucranio bajo control ruso y, éstos, también con los misiles antitanques, los lanza cohetes y los fusiles de asalto Made in France and Made in Germany enviados a Kiev.
Otro “Kumbayá” de la UE a los ciudadanos europeos que pagaremos con un mayor deterioro de nuestro ya maltrecho modo de vida. Y es que, ¡qué traición -en nombre de la democracia- entregar siempre el bienestar de los demás a cambio de su tajada!
Los mismos que nos han quitado la energía, los que vacían nuestras industrias y nos dejan sin trabajo, los que nos están quitando el cultivo de nuestro campo (pronto vendrán las tierras que ellos nos impiden cultivar), sólo son capaces de garantizarnos un mendrugo de pan a precio de angulas. Eso sí, mendrugo Made in “el granero de Europa”.
Otra Europa es posible. La de los que sabemos que el europeísmo es parte integral de nuestras identidades nacionales
Ayer, había certezas. Ayer hacías algo y casi seguro obtenías un resultado.
Hoy, desde la lejana Bruselas un puñado de políticos progres blindados hasta las cejas y en constante “stay woke”, nos han conducido a no saber qué va a ser mañana de nosotros o de nuestros hijos. Pero sí, qué va a ser de lo de los de fuera.
Pero puede que haya motivos para el optimismo si seguimos trabajando.
Lo cierto y verdad es que el batacazo de Macron, el desgarro alemán y un gobierno italiano en desbandada, están asestando un duro golpe a las certezas de la ideología globalista imperante en Bruselas y provocando una inmensa esperanza para los patriotas europeos.
La Unión Europea ya no tiene paladín federalista, pero tiene importantes y pujantes líderes para construir una Europa que compagine de manera armoniosa estabilidad, crecimiento y cohesión. Una Europa de las naciones soberanas que respete los modelos económicos y sociales de los Estados y cuyas instituciones trabajen en la promoción de la cooperación entre Estados, respetando sus tradiciones y sus marcos constitucionales. Una UE proactiva, no reactiva.
El estado de ánimo entre los ciudadanos pro-europeos pero no federalistas está quedando patente. Lo hemos visto en Francia, también con la reelección de Viktor Orbán en Hungría, con el “sorpasso” de Fratelli d´Italia a La Lega en las recientes municipales, o con el constante auge del partido Vox en España que en la última cita electoral cosechó un 25 por ciento más de votos.
Sí. Otra Europa es posible. La de los que sabemos que el europeísmo es parte integral de nuestras identidades nacionales.
Sigamos luchando por aquello en lo que creemos y defendamos nuestros valores e identidades propios. Cada día más lo están haciendo y son la verdadera fuente de optimismo, de esperanza.