«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
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Ser la otra

23 de marzo de 2023

Cuando en 2011 empezó a formarse el movimiento 15M, yo estuve cubriendo durante varias semanas seguidas no solo la acampada en la madrileña Puerta del Sol, sino también las manifestaciones previas. Recuerdo en concreto una de ellas, a las puertas del Congreso de los Diputados, que fue el anticipo de los tristemente famosos Rodea el Congreso que después organizó Podemos. Y recuerdo especialmente esa concentración porque interrogué a varios manifestantes acerca del motivo por el que estaban ante el Parlamento en ese preciso momento. Casi todos mencionaron la reforma laboral. No hablaban de la de Fátima Báñez, que si se escucha a Yolanda Díaz parece que ha sido la única que hemos enfrentado. En 2010, el gobierno Zapatero había llevado a cabo una previa. A todos los que me respondieron que protestaban por la reforma laboral les repregunté qué reforma laboral hubieran querido que se aprobara. Todos me dijeron lo mismo: «otra». 

Al Partido Popular desde hace años le pasa un poco lo mismo. Quieren echar a Sánchez. ¿Cómo? ¿Con una moción de censura? Eso no. ¿Con la convocatoria de elecciones anticipadas? Puede ser. ¿Pero para eso no habrá que intentar una moción de censura? Entonces no. Lo único que tienen claro es que ellos tienen unos principios. ¿Cuáles? Otros. ¿Otros cuales? Pues otros que no sean los de Vox. Y susceptibles de cambiar cada seis meses o así. Hasta ahí llegan todos. Incluida la Reina de Saba Isabel Díaz Ayuso, que de vez en cuando se empeña en demostrarnos que ni tener a mano a Miguel Ángel Rodríguez la convierte en infalible. El discurso de Cuca Gamarra explicando por qué había que censurar al gobierno de Sánchez pero anunciando que su partido se iba a abstener mejor no lo comento que pensarán que me meto con ella por poderosa, como cuando explicó que por ese motivo no ligaba. 

Cuca ya no es que quiera otra solución distinta a la de Vox. Es que ha interiorizado tanto la estrategia de Casado primero y Feijoo después de no parecer nunca un socio de Vox, que ya no es que parezca que quiere ser otra cosa. Es que es la otra a secas. Pasando a solas sus mejores años, añorando una carantoña del PSOE que nunca llegará porque ya tiene una legítima, la izquierda radical, que le gusta mucho más. No hay más que ver cómo le ha agradecido Sánchez al líder de los populares su abstención, con más ataques que al propio Abascal en los discursos de la moción y afirmando nada más tomar la palabra el pasado martes que quien merece una censura es el Partido Popular. 

Mención aparte habría que hacer a Ciudadanos, que pidió expresamente hacer uso de este instrumento parlamentario y ayer votó ¡en contra! Estamos todos de acuerdo en que el partido naranja está muerto, sí. Pero a ver si lo entierran, porque mancha y da mucha lata. No he visto una desaparición más pesada que la de el grupín de pocos y mal avenidos que es el partido de Inés Arrimadas. La va a tener que abanicar Begoña Villacís con sus pestañas postizas cuando vea el resultado que va a conseguir en las próximas elecciones votando con ERC y Bildu en contra de Ramón Tamames.

Menos mal que la moción de censura nos ha dejado algún detalle para recordar como el look de Yolanda Díaz, de blanco inmaculado, con un recogido bajo y un collar de espiga, creyéndose una diosa romana y quedándose como mucho en lechuga romana. O el aperitivo de nueces que se comió Irene Montero desde su escaño con toda la boca abierta. Porque el Ministerio de Igualdad no deja pasar nunca una semana sin enseñarnos algo completamente insustancial, como que masticar con la boca es heteropatriarcal y opresor. 

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