«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.

S’HA ACABAT!

17 de julio de 2022

Para todos aquellos abatidos por la desesperanza, tenemos buenas noticias. No todo el mundo se ha rendido ante la bobería imperante, ante el miedo a eso que ahora se denomina de una forma tan cursi «significarse», ante las políticas identitarias y ante la cobardía del silencio. Los hay que se significan y se exponen. Vaya si se exponen. El gran problema es que, contra toda lógica, no son ni los más famosos ni los más reconocidos. En estos tiempos se reconoce más a la víctima impostada que al luchador. 

Contra la moda y contra la corriente, aquí apostamos por los que combaten por su libertad y la de todos. LIBERTAD en mayúsculas. Y en este lado está el movimiento S’HA ACABAT!

Contra la moda y contra la corriente, aquí apostamos por ellos, por los que no se lamen las heridas en público, por los que combaten por su libertad y la de todos. LIBERTAD en mayúsculas. Y en este lado está el movimiento S’HA ACABAT!, un grupo de jóvenes catalanes que podrían pasar sus años universitarios de forma dulzona, sin problemas, sin complicaciones ¿innecesarias? y que, por el contrario, han elegido complicarse la vida. Y mucho.

El campus universitario que debiera ser escenario de sus mejores años, de historias de amores jóvenes y amistades eternas, es para ellos territorio comanche. Un lugar donde nadie les va a apoyar ante las agresiones verbales y físicas. Donde todo vale contra ellos. Cuando las hordas nacionalistas tiran abajo su carpa en la que ondea la bandera de España como único símbolo en Cataluña de unión, igualdad, democracia y libertad, no saldrá el rector a defenderlos ni permitirá que los mozos de escuadra entren a proteger su integridad. Contra los jóvenes de S’HA ACABAT! todo vale, y no pasa nada. 

A mí, este grupo de jóvenes me reconcilia con la vida, con España, me causa admiración y, por desgracia, perplejidad. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas en un país democrático sin abrir telediarios? Que en cualquier universidad española no haya libertad de expresión debiera ser un escándalo. Sin embargo, no lo es. Nos hemos acostumbrado a ceder espacios. Les sugiero que hagan una visita a la Facultad de Políticas de la Complutense. Vacúnense antes contra la viruela y todo lo que tengan a mano, por cierto, son unos cerdos. 

Si la universidad está copada por la izquierda liberticida tan aficionada a los escraches y a impedir que todo aquel que se sale del guion progre abra la boca -Rosa Díez tuvo el honor de estrenar esta moda comandada por Pablo Iglesias-, en Cataluña la situación es imposible. Por eso me reconcilia con la vida que exista un grupo de valientes capaces de decirles que SE HA ACABADO. EL SILENCIO SE HA ACABADO.

Frente a la progresía que ha aceptado el nacionalismo como algo moderno, estamos los que levantamos la bandera de España como símbolo de igualdad real y de libertad

Júlia Calvet, Andrea Llopart y muchas otras son mujeres que no se consideran víctimas por serlo y que plantan cara a los totalitarios. Y cuando digo cara, es su cara. Golpes, insultos, vejaciones. ¿Dónde están las feministas? ¡En Times Square, de turismo por la causa! No, las mujeres de S’HA ACABAT! no merecen defensa, son mujeres de segunda, no son militantes de la causa correcta, ellas son militantes de la libertad. Libertad, ¿para qué?

S’HA ACABAT! nos defiende a todos, es la España que necesitamos en todas partes. Me representa a mí, que soy madrileña, pero también soy catalana, en tanto que soy española, y vasca y gallega y andaluza y extremeña y melillense. Esta es mi bandera. 

Nada dignificaría más a los Premios Princesa de Asturias que conceder el Premio a la Concordia a este grupo de valientes

Frente a la progresía que ha aceptado el nacionalismo como algo moderno, estamos los que levantamos la bandera de España como símbolo de igualdad real y de libertad. Frente a las taifas cuya mayor ocupación es justificar su triste existencia con idiomas inventados en ocasiones, con políticas excluyentes y clasistas, estamos muchos dispuestos a dar el paso y decir en todas partes que SE HA ACABADO. EL SILENCIO SE HA ACABADO.

Nada, absolutamente nada, dignificaría más a los Premios Princesa de Asturias que conceder el Premio a la Concordia a este grupo de valientes que representa a la España más moderna, más comprometida y más libre.

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