Ciudadanos
Terminado el Congreso del partido que nació en Cataluña, llamado Ciudadanos, con el propósito de frenar allí lo que ni el PSOE ni el PP quisieron frenar, esto es, el separatismo de los jerarcas de otras fuerza políticas que en los últimos 40 años han hecho de Cataluña su cortijo, se ha desvelado, al fin, cuál es el ideario político de la formación liderada por Albert Rivera: el liberalismo progresista, es decir, el centroizquierda de toda la vida. Denostando, naturalmente, el titulo de socialdemócrata tan sumamente devaluado en Europa y en España como consecuencia de su falta total de ideas, de pragmatismo y del más mínimo sentido de la realidad.
De modo que ya tenemos un partido de centroizquierda al que le gustan los impuestos, no le da miedo el aborto como “derecho de la mujer”, respeta la ley guerracivilista de la “memoria histórica”, mantiene el sistema de la multiplicidad de Administraciones, incluidas las carísimas Autonomías, salvo la de las Diputaciones, considera lógico el matrimonio como unión entre homosexuales, y no se rasga las vestiduras ante otros temas de ideología de género “progresistas”. Pero, al menos, defiende la unidad de España, la monarquía y los símbolos nacionales. Es más, es capaz de aliarse con el actual PP para facilitarle la gobernación del país, pero también lo hace con un PSOE descabezado y roto (como vamos a ver) en Autonomías y Ayuntamientos.
En resumen, Ciudadanos podría ser el futuro partido de centroizquierda que representara ese liberalismo progresista que ahora dice ser.
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
Este partido es uno de los que más daño le han hecho a España en sus casi 140 años de historia. En 1979 pudo ser refundado cambiándole hasta el nombre. Sus jerarcas no lo quisieron hacer. Con el felipismo acabó una época (1982-1996) con un PSOE en auténtico declive. Se quiso alejar del marxismo puro y duro y se proclamó (no en voz alta) como socialdemócrata. Pero quedó en el subconsciente de muchos de sus militantes seguidores su origen marxista y revolucionario.
José Luis Rodríguez, un socialista revanchista y progresista hasta superar los límites de la sensatez, tuvo la genial idea de anular o eliminar a la derecha española, aliarse con los nacionalseparatistas y darle alas para llevar adelante sus propósitos, y recurrir al enfrentamiento entre los españoles –una vez más- a través de una ideología de género insoportable. En definitiva, radicalizó al PSOE arrastrándolo hacia una izquierda más próxima al comunismo que a la socialdemocracia.
¿Qué queda hoy del PSOE? Una gestora que pretende salvar al partido de la desaparición. Unas futuras primarias en la que dos funcionarios del partido se presentan para ganarlas. Uno de ellos sin ningún carisma y sin ideas. El otro con dos ideas claves en la cabeza: ser más radical que José Luis Rodríguez y aliarse con quien sea necesario para ser él el jefe del gobierno… de lo que sea. Dicen que puede haber otro candidato: la andaluza Susana Díaz. Lo dudo mucho por varias razones, entre otras la de ser heredera de Chaves y Griñán y, por tanto, de los ERE y cursos de formación fraudulentos hasta el punto de que Europa le ha negado la entrega de más de 700 millones de euros de fondos FEDER para una de las regiones de Europa más atrasadas o menos desarrolladas. ¿Se presentará la señora Díaz? Aunque así lo hiciera dudo mucho que ganara al populismo arrebatador del último secretario general del partido. Y, además, vive muy bien en Andalucía.
Por tanto, lo ideal sería que el PSOE se disolviera, se extinguiera, y sus militantes y seguidores podrían optar por otras formaciones políticas con más futuro y menos lastre histórico nada edificante.
Movimiento llamado Podemos
Cualquier español medianamente formado sabe qué es Podemos y sus otras marcas secundarias. Sus líderes –todos- son comunistas con una ideología que nació en 1848 con el famoso Manifiesto de Marx y Engels. Son ideólogos del chavismo venezolano y admiradores del castrismo cubano. Por tanto, gente con una formación ideológica modernísima.
No creo que ningún español con sentido común –especialmente esa gente mayor que les apoya- quiera que en España se viva como en Cuba o Venezuela: ellos, sus hijos y sus nietos. Pero sobre gustos no hay nada escrito. Creo que el globo de Podemos se irá desinflando como lo hizo el PCE durante la Transición. Sobre todo si sus dos jóvenes jerarcas siguen luchando por ver cuál de ellos se hace con las riendas del movimiento para iniciar sus lógicas “purgas”. Y no voy a seguir perdiendo más tiempo escribiendo sobre algo que fue el azote de la Humanidad en el siglo XX: un totalitarismo que causó más de 100 millones de asesinatos.
Partido Popular
No es el clásico partido de derechas. No quiere en su seno ni liberales ni conservadores. Este partido de Rajoy es de centro reformista. Ha asumido toda la ideología de género del socialismo revanchista de José Luis Rodríguez. Pero tiene gente que sabe algo más que el vetusto y roto PSOE para gestionar la Economía. En su próximo Congreso va a mantener la misma ideología, quizás aumentada con la aprobación de lo de los vientres de alquiler.
En este PP hay también dos almas. Es lógico cuando se ha convertido en exponente máximo en España de la socialdemocracia. Esas dos almas son el progresismo reformista y el liberalconservadurismo. Mi último artículo en este periódico digital trataba sobre este tema. Por eso escribí que en España se necesitaba con urgencia la aparición de un partido de derechas de verdad, sin miedos, sin complejos y defendiendo los valores espirituales, morales y éticos que hoy son más necesarios que nunca. Y sin la rémora de la corrupción. De nuevo la fiscalía ha pedido abrir el caso de la financiación ilegal del PP. Y cuando el rio suena…
¿Podría haber solución?
Imagínese usted que ocurre el milagro. Que algunos grupos de derechas se reúnen, se ponen de acuerdo y forman un partido de derechas. Que descartan de una vez seguir perorando y actuando de forma políticamente correcta y tratar temas trascendentales para España sin complejos, sobre todo el de la unidad nacional. Que deciden utilizar todos los medios que la Constitución pone en sus manos para frenar la chulesca y provocativa actitud de los separatistas. Que no se amilanan ante nadie y piensan que es mejor ponerse rojo una vez que ciento amarillo. Y, además, que analizan, escuchan, planean y elaboran un verdadero programa político de derechas con el que superen los gravísimos problemas económicos y sociales que hoy padecen los españoles.
Si ese milagro se convirtiera en realidad, ¿qué podría suceder en el PP y Ciudadanos? ¿Cree usted que las personas de derechas en estos partidos seguirían votándolos? ¿Y que las personas de centroizquierda votarían al nuevo partido de derechas?
El revulsivo producido por la aparición de ese partido de derechas sería espectacular. Porque el acomodo de los votantes españoles se produciría de forma mucho más natural y lógica. Sin taparse la nariz ni mirando para otro lado. Es decir, los votantes de derechas votarían a ese nuevo partido mientras que los de centroizquierda del PP y Ciudadanos se mantendrían en éstos.
¿Y los del vetusto y roto PSOE? Les sucedería algo parecido. Los más radicalizados y más izquierdistas probablemente votarían a Podemos –pasándose con armas y bagajes a este movimiento como ya lo ha hecho el PCE- mientras que los más moderados preferirían el centroizquierda representado por los restos del PP y Ciudadanos que, probablemente, al final se fundirían en el partido único de centroizquierda español.
En definitiva, se crearían, al final, dos grandes partidos: uno de derechas (de verdad) y otro de izquierdas (moderado), que serían quienes se pudieran alternar en el gobierno de la nación. Con la particularidad de que ambos serían defensores de la unidad española sin matices ni relativismos ni buenismos estúpidos. Y, probablemente, sin la rémora de la corrupción y con un sano deseo de regeneración democrática y de revisión de muchas de las mayores barbaridades cometidas en estos últimos 40 años de decadencia política, comenzando por la separación de poderes, elaborando un programa de Educación en el que prevaleciera siempre el esfuerzo y la meritocracia, y promoviendo la natalidad para evitar la aniquilación de 100.000 españoles cada año con objeto de que, a largo plazo, en España no desaparezcan los españoles.
¿Todo esto es una ensoñación, una utopía, una imagen irreal de lo que deseamos muchos españoles? Es posible, pero no me niegue usted que no es factible. Todo depende de que un conjunto de personas, con ideas claras, precisas y concretas, y con el suficiente respaldo económico, decidieran unirse –sobre todo unirse-, formar un conjunto homogéneo y se decidieran a ser la representación real de esa mayoría silenciosa de derechas que está rogando en silencio porque se produzca el milagro. ¿Sabe usted con qué propósito? Con el de salvar a España para que nuestro país vuelva a ser lo que fue.
No me pregunte usted ni el cómo ni el cuándo de lo que fue. Eso lo piensa y lo decide usted. Y, si no lo sabe, estudie nuestra Historia, pero no la tergiversada, manipulada o sesgada, que es la que desde hace muchos decenios ha prevalecido en nuestro país a través, naturalmente, de la historiografía izquierdista. La única verdadera de acuerdo con las tesis marxistas.