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Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

Tabernidad

7 de mayo de 2021

Marcada por un gran despliegue de violencia verbal, e incluso física, la campaña electoral que precedió a las elecciones madrileñas dejó a su paso la extravagante teoría del presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el socialista José Félix Tezanos, autor de un artículo publicado en la revista Temas en el que llamó «tabernarios» a los votantes del PP. El escrito vio la luz en una fecha tan simbólica como el 1 de mayo, día en el cual la Ministra de Trabajo se echó a la calle para ser llevada en volandas por sus sindicatos amigos, esos que, teóricamente deberían exigirles mejoras para una clase, la obrera, cansada de la retórica de unos liberados duchos en el manejo de viejos fetiches. El artículo de Tezanos, un grosero ataque a la victoriosa Isabel Díaz Ayuso, pretendió identificar la clave del éxito de la política madrileña en lo que dio en llamar «la tabernidad». Para explicar un éxito electoral que los sondeos de los que ya disponía, anticipaban, el sociólogo socialista dio estas razones: Díaz Ayuso habría recurrido a «un amplio sector social que se nuclea en torno al mundo de las tabernas, los bares, los restaurantes y otros establecimientos similares. Establecimientos que Madrid tiene en abundancia. Posiblemente más que ninguna otra ciudad del mundo». Para mayor abundamiento en su peculiar tesis, añadía: «A partir de esa potencialidad numérica, que incluye a los clientes más habituales de tales establecimientos la candidata y sus asesores han desarrollado un discurso sociológico y político que, bajo la bandera de la libertad -libertad de tabernas, se podría decir-, ha logrado movilizar un amplio apoyo». El sociólogo, en suma, se dolía de cómo los todavía inquilinos de Génova 13 habían detectado una importante bolsa de eventuales votantes dentro de esa «tabernidad», convertida en una suerte de seña de identidad madrileña, que habría pasado inadvertida para las huestes del candidato «Soso, serio y formal».

El partido en el que él mismo milita se reclama heredero (…) de aquel que se fundó el 2 de mayo de 1879 nada menos que en Casa Labra

No se puede dudar de que Madrid está repleta de bares, tabernas -con la de Antonio Sánchez como decana-, cafés, restaurantes y garitos de diversa condición. Madrid, es, en efecto, tabernaria, y probablemente las medidas tomadas por Isabel Díaz Ayuso para con tan amplio colectivo hayan contribuido a su arrollador éxito. Junto a ese colectivo, muchos han sido los parroquianos que han visto con buenos ojos la apertura de lugares donde se charla, se celebra, se discute, se liga e incluso se huye de domicilios que amenazan con aplastar a sus inquilinos. Muchos de ellos también se habrán decantado electoralmente por quien les franqueaba el paso a unos humildes paraísos cantados en su día por Gabinete Caligari.

Sorprende, sin embargo, que Tezanos haya expuesto una teoría tan tabernariamente tosca. Al cabo, el partido en el que él mismo milita se reclama heredero -con grandes dosis de voluntarismo, cuando no de ficción- de aquel que se fundó el 2 de mayo de 1879, nada menos que en Casa Labra. Fue en ese establecimiento al que en los años 60 acudían las modistas de El Corte Inglés a tomar el vermú, donde comenzó a rodar un partido inicialmente compuesto por dieciséis tipógrafos, entre ellos Pablo Iglesias Posse, primer presidente del mismo, cuatro médicos, un doctor en ciencias, dos joyeros, un marmolista y un zapatero. Apenas dos años más tarde, en 1881, el Partido Socialista Obrero Español fue legalizado.

Madrid es, en efecto, una ciudad caracterizada por su tabernidad, una ciudad tabernaria en la que recientemente se ha quebrantado el pacto de los botellines

Junto a tan politizada casa podrían figurar otros establecimientos tales como el Café Lyon, en cuyo sótano, conocido como La Ballena Alegre, se escribió el himno de Falange, por el que, tras la Guerra Civil siguieron desfilando personalidades como Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Dionisio Ridruejo, o el Café Gijón, en el que se escuchó la voz del abuelo de la médico y madre que ha cosechado en Madrid más votos que el partido antaño representado por el puño y la rosa. A la lista podríamos sumar Lhardy, entre cuyas paredes se trazó gran parte de nuestra actual Constitución o Casa Chicote, dispensario de cócteles pero también de penicilina. Por cerrar tan morosa lista, añadiremos el disoluto American Bar Pidoux, por el que se movió el galleguista Piñeiro, en compañía de destacados peneuvistas.

Madrid es, en efecto, una ciudad caracterizada por su tabernidad, una ciudad tabernaria en la que recientemente se ha quebrantado el pacto de los botellines

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