«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Ilicitana. Columnista en La Gaceta y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.
Ilicitana. Columnista en La Gaceta y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.

Valle de lágrimas

1 de abril de 2025

En algún sitio calificaban estos días al padre Santiago Cantera de prior emérito. No tiene visos de realidad, pero, de haber sido así, urgiría la resignificación del término «emérito» por «el que estorba». Todo lo demás no es resignificación, es profanación. Como tampoco es Cuelgamuros. En todo caso, y si de volver a los orígenes hablamos, se trata del Pinar de Cuelga Moros. Adquiere especial importancia esta vez el hecho de no asumir el lenguaje de los enemigos de España, de la belleza y de la cristiandad, valgan las redundancias.

El prior de la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos relevado en los últimos días de su cargo escribía recientemente un prólogo casi profético. Leemos de su pluma en el libro del padre Javier Olivera La Contrarrevolución cristera (Homo Legens, 2025) que «lamentablemente, en la historia de la Iglesia nos encontramos con la actitud colaboracionista de muchos eclesiásticos con los poderes de este mundo, incluso con poderes abiertamente hostiles a la fe y empeñados en hacerla desaparecer. Por cobardía, por interés de conservar un bienestar material y temporal o su status personal o, en el mejor de los casos, por ingenuidad y mal cálculo de resultados finales, optan por establecer una vía diplomática de pactos, acuerdos y cesiones que al final terminan siendo un desastre para los fieles, para el clero y para los religiosos consagrados».

Cantera recuerda a san Raimundo de Peñafort para sangrar anticipadamente, quizá consciente, desde hace años, de su destino: «Las heridas producidas por los amigos son las más graves». También sabe que el creciente odio a la Fe católica según avanzan los tiempos es natural (y de origen diabólico) en una comprensión teológica de la Historia.

El monje benedictino conoce el Apocalipsis como el claustro de la abadía y la traición de los suyos como si en lugar de vivir en la ladera del monte Abantos, lo hiciera en el Huerto de los Olivos. Me cuentan que es un hombre culto, con una espiritualidad profunda, siempre sereno. Su paz, ciertamente, no viene del mundo. Santiago Cantera es roca —nomen omen—, piedra sobre la que Jesús edifica su Iglesia y le encomienda España.

La conversión del Valle de los Caídos, lugar de perdón y reconciliación, en un parque temático guerracivilista es inminente y tiene, por supuesto, cooperadores necesarios más allá de un gobierno talibán, anticristiano y siempre presto a expandir su ideología de odio. Por un lado, los mencionados anteriormente. Por el otro, los de siempre.

Como ha ocurrido con tantos otros asuntos cruciales a lo largo del periodo democrático, la única oportunidad de preservación del Valle de los Caídos está en manos del Partido Popular. Lasciati ogni speranza. La Comunidad de Madrid tiene la posibilidad de ejercer una competencia propia para la incoación del expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural, lo que otorgaría una protección integral al enclave. Este blindaje mantendría a raya las intenciones profanadoras y destructoras de patrimonio del Gobierno en general y las de «resignificación», con compás y escuadra, de Bolaños «el exhumador» en particular.

Explica el abogado Luis Felipe Utrera-Molina que la postura de la presidente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, es que, dada la interinidad de la titularidad del conjunto monumental (actualmente en manos de una fundación cuya extinción está prevista por la Ley de Memoria Democrática), de mover ficha estarían siendo «institucionalmente desleales» con el Gobierno de la nación. Des-le-a-les-a-Sán-chez.

Lo que durante décadas fue la legendaria inacción de los populares españoles, calentando la poltrona a los socialistas en el turnismo, ahora sabemos que es pura connivencia. El 78 viene de donde viene, pero parece que esa conexión con el sistema anterior, la legitimidad que un Régimen que se utilizó para pasarnos a otro, les avergüenza. El franquismo siempre ha sido el pecado original. Con estas actitudes el Partido Popular enlaza, si no con el 45, con las veleidades segundo republicanas de los socialistas. Alguien debería recordarles su esencia criminal.

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