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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Váyase, señor Echenique

8 de septiembre de 2014

La inexplicable exclusión del economista Juan Ramón Rallo de la plantilla de colaboradores de RTVE, por la imposición de UGT a González-Echenique,  es la última muestra, por el momento, de la ineptitud en la gestión, económica y profesional, de la actual cúpula de la Corporación, que no ha parado hasta conseguir colocar a la televisión pública en cifras récord de déficit –830 millones de euros en los últimos tres ejercicios- y en sus cotas más bajas de audiencia, apenas un 9 por ciento de media. 

La gran pregunta que se hacen miles de trabajadores de esa casa, me consta, es quién manda de verdad en el antiguo ente público… ¿el presidente, los sindicatos, la vicepresidenta, los bien pagados socialistas de la época de Zapatero, agazapados en puestos directivos como la mujer de Nacho Escolar y esperando a que el actual presidente y el Gobierno que lo sustenta caigan como fruta madura? La respuesta, tal y como hemos venido contando en Gaceta.es en más ocasiones de las que nos hubiera gustado es que en RTVE siguen mandando los de siempre.

La idiocia de un presidente que será un extraordinario abogado del Estado pero que de televisión únicamente sabía lo que veía en Cuéntame los viernes por la noche, unida a los inconfesables pactos de una vicepresidenta del Gobierno con algunos sectores del PSOE y con el factótum de Prisa, Juan Luis Cebrián, ha terminado por arruinar el prestigio de una casa que un día fue grande, que un día fue un referente informativo imbatible (lo digo con la autoridad que me da haber trabajado 19 años en una cadena privada en la que sabíamos que había cosas en las que jamás podríamos competir con TVE) y que un día fue, sobre todo, la televisión de todos los españoles. Hoy ya no lo es. Hoy es sólo un aparato de propaganda -aunque curiosamente no del poder establecido sino de la oposición, caso inédito en ningun país del mundo y que habrá que estudiar algún día en las facultades de periodismo-, una empresa arruinada y una máquina de seguir generando un gasto de personal elefantiásico para pagar sueldos a enchufados, amiguetes y directivos externos, heredados de la época de Luis Fernández, con Rodríguez- Zapatero en Moncloa, sin función real alguna pero con salarios que superan en la mayoría de los casos los cien mil euros anuales, amén de otras prebendas. O en firmar contratos con productoras amigas -más de tres millones de euros por nueve, o trece, me da lo mismo, programas de bodrios como  ‘El Pueblo más Divertido’, infumable formato copiado de los que ya fracasaban en los ochenta y presentado por Mariló -redes sociales- Montero a 13.000 de vellón la pieza. Un sueldo por cierto que, según Echenique, está dentro de los parámetros habituales del mercado, mientras seis millones de paisanos siguen en la cola del INEM y dos millones trescientos mil niños están bajo el umbral de la pobreza.

Si RTVE es una empresa arruinada, ¿por qué no empieza por ahí a la ‘poda’ Leopoldo González-Echenique, en vez de recortar en nueve millones anuales el contrato con la concesionaria del comedor de la casa, intoxicaciones aparte, o en ‘afeitar’ pluses de miseria a los trabajadores de a pie? ¿Es necesario recordar que el sueldo real del presidente -cuyo desdoble en tres tramos impide conocer la cifra real, aunque los sindicatos la sospechan- es muy superior a la permitida por un decreto gubernamental de abril de 2012 que establece la limitación salarial de 105.000 euros para los responsables de empresas como RTVE y desde luego muy superior a lo que cobra el propio Mariano Rajoy o su segunda y gran valadora de Echenique, Soraya Sáenz de Santamaría?

Cristóbal Montoro evitó hace algunas semanas que RTVE entrara en causa de disolución inyectando 130 millones de euros a las arcas de ésta maltrecha casa. González- Echenique le pide ahora… ¡135 millones más! Montoro le ha dicho ya en varios idiomas que verdes las van a segar. Al ‘hombre de Soraya’ en Prado del Rey me atrevo a decirle dos cosas: una, que haría bien en aceptar, con mayor humildad, algún consejo de Enrique Alejo –hombre de confianza del ministro de Hacienda y excelente profesional-  que si de algo sabe es de números. Desde luego, a la vista está, bastante más que Echenique.  Y dos, que de Julio Somoano no acepte ninguno porque, como en el chiste, no importa… le va a dar igual, ya que en éste caso tendría que dirigirse a ese autodenominado comité de redacción que le pone trampas todos los días y que es quien en realidad manda en esa casa.

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