«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Una vergonzosa escenificación de lo inevitable

14 de julio de 2015

Todos saben y todavía mejor el señor Draghi, que estuvo en el ojo del huracán de la falsificación de los datos oficiales helenos en su día,  las trampas y falsedades de que son capaces los griegos a la hora de mantener su peculiar “estado de bienestar a la carta”, lo que no resulta fácil de comprender  es que unos teóricamente  inteligentes dirigentes europeos puedan tragarse la bola de que: ”Ahora van a cumplir…” cuando ni siquiera han clausurado la improductiva TV nacional recién reabierta por este mismo gobierno, cosa bien sencilla de hacer y comprobar como prueba de su nueva voluntad.

Todos son conscientes, sino serían totalmente estúpidos, cosa que no creo, de que se trata de un aplazamiento vergonzoso de un hecho que tarde o temprano se va a producir: o una intervención en Grecia en toda regla o su expulsión de la U.E. Por muy doloroso que resulte, habrá que enfrentarse a la verdad y a una incómoda realidad para el futuro de la UE en algún momento. Lo que este hecho pone de manifiesto es que cualquier trilero, en un momento determinado, utilizando técnicas de negociación poco convencionales, aunque histórica y políticamente bastante comunes, es capaz de poner en jaque y ganarle la partida a una Europa desconcertada.

No nos engañemos los dirigentes griegos dirán que sí a todo, los negociadores habrán salvado la cara, y todo se escenificará convenientemente, pero el hecho indisimulable es que se habrán salido con la suya: se seguirán llevando el dinero y dentro de un par de años comprobaremos que no han hecho ni la mitad de la mitad de lo que han jurado cumplir…y a empezar de nuevo.

¿Qué o quién nos podría salvar? Pues creo que la propia estulticia de el parlamento heleno si se negara a la propuesta europea en un acto de arrogancia patriótica o que esta vez Angela Merkel no pudiera pasar el nuevo rescate por el parlamento alemán. Al fin y al cabo también tiene un electorado al que tiene que contentar.

Lo único cierto que queda de manifiesto es que Europa tiene una clase política dirigente débil y asustadiza incapaz de hacerse respetar por un pequeño estado dependiente. ¡Cuánto más a una seria amenaza desde el este o una invasión subrepticia y constante desde el norte de África apoyada por un islamismo militante y agresivo! Ahora que se rememora el aniversario de la matanza de Sbrenica ante la mirada impasible de un ejército de la ONU, formado nada menos que por tropas holandesas, nos demuestra que como en aquella ocasión sin la intervención de EE.UU. fuimos incapaces de resolver un problema violento en nuestro propio territorio. La inquebrantable y expansiva Europa se ha vuelto un gato casero. Para bien o para mal, como dice mi amigo Oquendo seremos parte del Imperio… ¡Y que no falte!

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