«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
el organismo público gestiona las instalaciones de los benedictinos

Patrimonio Nacional deja sin luz a los benedictinos del Valle de los Caídos durante cuatro días

Valle de los Caídos. Red social X

El pasado viernes por la noche la nieve llegó al Valle de los Caídos. Como cada invierno, la Abadía benedictina y la Escolanía de la Santa Cruz se han visto cubiertos de nieve y heladas, y con ello una bajada de temperaturas que ha afectado sin precedentes a los niños y monjes.

Los episodios invernales de nevadas y hielo este año, sin embargo, han coincidido con un problema eléctrico, que ha terminado por afectar durante días las instalaciones del Valle de los Caídos, y que ha dejado sin luz ni calefacción a escolanos y benedictinos sin ninguna respuesta por parte del Estado.

Así, como las instalaciones dependen en último término de Patrimonio Nacional, organismo público responsable de los bienes de titularidad del Estado, los jóvenes y mayores que habitan la Abadía y la Escolanía han sufrido la negligencia de este organismo público, que no ha solucionado el problema eléctrico hasta cuatro días más tarde.

La Santa Misa del sábado, día de Reyes, se celebró a oscuras, tan sólo con el escueto hilo de luz que sale de las luces de emergencia. En el día de la Epifanía, los visitantes del Valle de los Caídos asistieron a una Eucaristía, durante algunos momentos, en total penumbra. Peor fue la situación del domingo, puesto que la falta de luz y calefacción llevó a los monjes a cancelar la Misa en la basílica para celebrarla en la pequeña capilla de la Abadía.

Este cambió obligó a muchos fieles, que acuden los domingos a la monumental basílica de la Santa Cruz, a apretarse en el pequeño oratorio benedictino, mientras que muchos otros tuvieron que dar media vuelta. La Eucaristía, que contó con la asistencia y cantos de los jóvenes escolanos, se vivió a oscuras, con las ventanas abiertas para dejar pasar luz del exterior y con numerosas velas, sin que Patrimonio resolviera la situación.

Tras cuatro días, el pasado martes Patrimonio Nacional por fin puso remedio a los cortes de luz y calefacción, que obligaron a la decenas de niños que estudian en las instalaciones y a los monjes benedictinos, muchos de ellos ancianos, a sufrir episodios de temperaturas gélidas.

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