«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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TRIBUNA | GONZALO VALBUENA |

22 de agosto de 2023

Carnés de liberal

Hay gente distribuyendo carnés de liberal. Ser liberal, para los expedidores de carné, es como ser de la clase superior. En las sociedades occidentales, al parecer, para los repartidores, hay sólo dos tipos de hombre: el liberal, suma de todas las virtudes —bueno, en realidad, valores, como arguyeron los muy liberales Weber, Scheler u Ortega entre nosotros— y el no-liberal, que es el monstruo bíblico, el mal absoluto, el ser a extinguir y aniquilar, el no-ser al que no se reconoce ni derecho a la existencia política y social, que debe ser eliminado por cualquier medio, hasta su destrucción personal o colectiva. La cumbre del liberalismo, para los expedidores de carnés, se halla en Hiroshima y Nagasaki.

En realidad, hay dos condiciones fundamentales para poder ser un buen expedidor de carnés: la primera, vivir en la permanente pureza, lo cual exige tener la posibilidad de definir lo que es puro y lo que no-es, fanatismo en vena, excluyendo, depurando y aniquilando en cada momento a quien deja de lisonjear al expedidor. Podríamos definirla como la condición Stalin, consistente en definir, en cada momento quién es el verdadero liberal, para poder acusar de «actividades antiliberales» al que en cada momento se define como no-puro, como hizo Stalin con Trotsky, al que desterró de la Unión Soviética para acabar sus días en México, donde fue asesinado por Ramón Mercader. La segunda condición, más teórica, es definir en cada caso qué es ser liberal en función del interés personal concreto del expedidor de carnés. Ello requiere una hondura y finura intelectual a la altura de qué sé yo, un periodista o tertuliano. Porque, de verdad, si alguien se atribuye la pureza del liberalismo es que está más cerca del Hospital Real de Bethlem que de la casa natal de Adam Smith.

Hay gente expidiendo carnés de liberal con los fondos de la publicidad institucional que pagan con sus impuestos todos los españoles. Hay gente expidiendo carnés de liberal y defendiendo descuartizar la igualdad de los españoles ante la Ley en el altar de las autonomías. Hay gente expidiendo carnés de liberal y reclamando que los extranjeros tengan mejores condiciones fiscales que los españoles. Hay gente expidiendo carnés de liberal que han defendido limitaciones masivas a la libertad de circulación, movimiento, educación y trabajo porque el Estado tenía el derecho a vacunar coactivamente a todos los europeos, a pesar de no disponer de toda la información para prestar consentimiento. Hay gente expidiendo carnés de liberal para que nos lo coloquemos de brazalete.

¿Qué partido proponía en su programa las pasadas elecciones una eliminación masiva de impuestos como la plusvalía municipal, el impuesto sobre sucesiones y donaciones, el impuesto sobre el patrimonio o los impuestos verdes exigidos en el altar de la Agenda 2030? ¿Qué partido proponía una reducción radical del IRPF para todos los españoles? ¿Qué partido se atrevió a proponer que el tipo del IRPF sea el mismo que el del Impuesto sobre Sociedades? ¿Qué partido proponía la eliminación total de restricciones y limitaciones a la libre circulación, empresa, movimiento y trabajo por razones ideológico-climáticas?

¿Qué partido incluía en su programa una propuesta tan bella como protectora de la propiedad como la de la inatacabilidad e inembargabilidad por obligaciones personales del hogar familiar? Yo voté a VOX por todas estas propuestas pero también por la conservación del toro de lidia, su combate contra el globalismo, la voluntad de ilegalizar a los partidos separatistas —basta ver su ubicación en el Parlamento Europeo dentro del grupo de los Verdes europeos— su Plan Nacional del Agua y de Regadíos o su propuesta de una Red Nacional de Albergues y comedores sociales. Porque no me importa la adscripción de los líderes de VOX a un grupo elitista de puros sino su inquebrantable voluntad de defender España y a los españoles. Nación y sociedad.

Hay gente expidiendo carnés de liberal que en su irracional fanatismo acaban por rechazar la defensa de la Nación y del sentido comunitario y solidario de quienes formamos parte de ella. La Nación es la comunidad política de los de ayer, los de hoy y los de mañana. La sociedad es la comunidad política de los de hoy. Sólo en la Nación hay verdadera solidaridad. Sólo un fanático malintencionado puede sostener que defender la nación y lo social, lo comunitario y lo colectivo, es algo malo.

Menos fanatismo y más estar a las cosas.

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