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TRIBUNA | JOSÉ MARÍA FIGAREDO |

21 de marzo de 2024

Deuda: nada que celebrar

Deuda: nada que celebrar
Pedro Sánchez y María Jesús Montero. Europa Press

La ministra de Hacienda celebra que la deuda sobre el PIB se ha reducido en los últimos meses. Sólo se puede alcanzar esta conclusión si examinamos los datos de forma sesgada. Si hacemos un análisis contextualizado veremos que la situación no merece en absoluto ser celebrada.

España está híper endeudada y la situación parece ir a peor. España gasta más de lo que ingresa durante el periodo 2008-2023. Todo el mundo sabe que, si gastas más de lo que ingresas sistemáticamente, de forma irremediable terminas en quiebra. La deuda acumulada por las administraciones pasa de menos de un 40% del PIB en 2008 a más del 110% del PIB en 2022 (si aceptamos el argumento de la ministra de Hacienda, termina el 2023 en el 107,7%).

Tengan en cuenta que las reglas de la UE para la política fiscal exigen que los pasivos del Tesoro no superen el 60% del PIB. Fíjense si del 60% hasta el 107,7% celebrado por la ministra no nos hemos pasado… Es cierto, sí, que estas reglas se han ido relajando con el tiempo. Pero, como orden de magnitudes, la proporción es llamativa.

Las cosas pintan aún peor si analizamos la evolución de la deuda desde 2018. España es el segundo país de la Unión Europea que más aumenta su deuda pública. Tras el COVID (es el argumento que suele justificar el híper endeudamiento) los países de la UE incrementan su deuda una media de un 6% de su PIB. España la incrementa un 14,6% del PIB, más del doble.

España es el cuarto país con más deuda per cápita de Europa. Solamente le superan Grecia, Italia y Portugal. Hagámonos una idea de qué supone esto. La deuda pública asciende el primer trimestre de 2023 a 1.535.385 millones de euros. Conforme la encuesta de población activa del cuarto trimestre de 2023 (sé que hay un pequeño desfase temporal, pero para este ejemplo me sirve) los ocupados llegan a 21.246.900 de personas.

Es decir, cada trabajador de España (quienes pagan las facturas) debe 72.264 euros. Cada trabajador de España podría pagar un piso (o la entrada, según tamaño y ubicación) con la deuda que Hacienda tiene a su nombre.

Pero, voy a más. La deuda en 2008 asciende a 440.621.000.000 euros. Y hay 20.469.700 personas ocupadas. Es decir, en 2008, cada trabajador debe 21.526 euros. Entre 2008 y 2023 la deuda pública que cada trabajador debe soportar crece 50.738 euros. Sólo esta cantidad incremental paga la entrada de aquel piso.

En definitiva, el endeudamiento de España es terrible. Quizás alguien piensa: ¿qué más da esto? Bueno, pues claramente este hiperendeudamiento supone un lastre para la producción de España como país. Si bien es cierto que un cierto nivel de endeudamiento reporta beneficios a la economía, la situación de hiperendeudamiento en que nos encontramos y su extensión en el tiempo son ciertamente nocivas.

Y así, esas dos décadas de hiperendeudamiento coinciden con dos décadas de estancamiento del PIB de España.

En 2003, el PIB per cápita de España se sitúa un 2% por debajo del PIB per cápita medio de la Unión Europea. Y, sin embargo, según Eurostat, en 2022, el PIB per cápita de España se sitúa un 14 % por debajo del PIB per cápita medio de la Unión Europea.

En 20 años pasamos del -2% al -14%. Las dos décadas de endeudamiento contribuyen a situar a España cada vez más lejos de los niveles de desarrollo económico medio observados en el resto de la UE. España cada vez se aleja más de la convergencia con Europa.

Una imagen (o dos) vale más que mil palabras: en 2022 el PIB per cápita de Eslovenia supera el de España. Recientemente, en 2024 el PIB per cápita de Lituania también supera al de España.

Y la cosa va a peor, las proyecciones del FMI advierten de que esta tendencia se mantiene. Se prevé que en el periodo 2023-2028 el PIB per cápita de Estonia y Polonia también supera al PIB per cápita de España.

En fin, no hay ningún motivo para celebrar la situación de la deuda y la renta per cápita de España. Más bien al contrario. Hay muchos motivos para la preocupación.

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