Ser maestro es una profesión que puede presentar demasiados desafíos pero también numerosos beneficios. Muchos piensan que la labor de docente es algo que puede llevar a cabo cualquiera con amplios conocimientos sobre una concreta materia, pero lo cierto es que se trata de un trabajo muy sacrificado, para lo que es necesario tener un carácter muy paciente y preparado para cualquier reto interpersonal.
La razón de esto radica en que un maestro se encuentra en pleno contacto con un público, pero no con cualquier público, sino con un constituido por niños, adolescentes o jóvenes en plena fase de aprendizaje profesional y personal y, por ello, se necesita mucha paciencia y psicología de acuerdo al tipo de personas con las que tratamos.
Así pues, a diferencia de lo que piensan muchos, para ser docente se necesita vocación, un factor que muchos han tenido desde pequeños y que les ha llevado a estudiar la carrera de magisterio, especializándose posteriormente en una determinada rama de la docencia mediante un master. Si la tuya también es esta vocación, puedes encontrar información sobre masters de docencia en https://www.universidadviu.es/master-profesorado-secundaria-cap/
A todo aquel que se le pregunta la razón por la que siempre han tenido vocación de profesores, pueden coincidir en tres grandes e importantes motivos:
1.- Transmitir conocimientos y valores y aprender algunos nuevos. Todo el que quiere ser docente encuentra su principal razón en la pasión que les envuelve porque muchas personas puedan aprender cosas que él o ella ya aprendieron en su momento. Transmitir conocimientos interesantes a niños y jóvenes, con el fin de llegar a crear grandes y profesionales personas. Además, por otro lado, el docente también aprende día a día de las preguntas y dudas de sus alumnos y le hace que no deje de perder el interés por la investigación y aprendizaje. Un profesor enseña pero nunca deja de aprender.
2.- Variedad de ofertas de trabajo. Aunque muchos piensan que estudiar para ser docente limita las ofertas de trabajo, lo cierto es que la docencia se encuentra en todas partes. Una persona con la carrera de profesor puede dar clase a distintos niveles, desde los más pequeños hasta mayores e incluso en institutos para adultos. Además, puede impartir sus propias clases particulares o colectivas extraescolares en distintos centros académicos e incluso irse fuera del país para ofrecer clases de español o cualquier otra materia, en caso de contar con un alto nivel de inglés, en cualquier país.
3.- Autonomía y libertad en el trabajo. A diferencia de otras profesiones que requieren estar bajo la supervisión continua de un jefe o superior para hacer las cosas tal y como ellos dicen, los profesores no cuentan con este tipo de subordinación. Cada docente puede impartir las clases de la forma que ellos crean conveniente para la mejor enseñanza del alumno y, una vez metido dentro del aula, ningún jefe o superior puede obligarle a dar las lecciones de una determinada forma ni siguiendo una concreta estructura. Así pues, un profesor trabaja con total libertad.