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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Aborto: la penúltima traición de Mariano Rajoy

En lo que a todas luces parece una filtración desde la propia Moncloa, la prensa ha anunciado que el Gobierno de Mariano Rajoy no reformará la Ley del Aborto. La nueva ley queda “aparcada”. Es decir, el PP mantendrá la ley Zapatero-Aído, que en realidad es una ley de aborto libre al considerar, de facto, que matar a un niño en el seno materno es un derecho de la mujer. Con esto se consumaría la penúltima traición de Rajoy a su electorado natural. Penúltima porque aún vendrán más.

¿Por qué Rajoy no reforma la Ley del Aborto? ¿Por qué el PP viola su propio programa? Bueno… Porque es incómodo, ¿no? Molesto. Enojoso. Porque el del aborto es uno de esos asuntos que te obliga a tomar posición más allá del consenso, y para eso hace falta una convicción que el Partido Poquito ya no tiene. Dicen las crónicas que, de puertas adentro, la causa del frenazo es doble. Por un lado, que en el seno del Gobierno no hay consenso. Por otro, que las encuestas señalan que a la mayoría no les gustaría y que el retroceso en las europeas se debe precisamente a debates como este. En ambos casos, excusas de mal pagador.

Veamos. Si es verdad que en el seno del gabinete no hay consenso, eso quiere decir que nuestros ministros poseen una formación bastante deficiente en materia filosófica, y que la poca que albergan no encaja con la que, supuestamente, defiende el PP (aún así, ¿desde cuándo un compromiso electoral depende del voto de los señores ministros?). En cuanto a eso de las encuestas, el subterfugio sólo suscita carcajadas siniestras. Si el PP ha retrocedido en las elecciones europeas ha sido porque su política económica nos ha empobrecido, porque ha subido los impuestos de manera salvaje, porque el paro apenas desciende y, además, por lo de Gürtel y Bárcenas. ¿El aborto? ¿A quién quieren engañar? Usted sabe la respuesta: quieren engañarse a sí mismos. Porque la verdad es, simplemente, que el PP, y muy en particular el círculo Rajoy-SorayaCospedal, tiene pavor a que la prensa progre les llame “fachas”. No hay más. Y antes de que el progre les llame “fachas”, prefieren que el votante del PP les llame mentirosos. Al fin y al cabo –piensan-, si no les votan a ellos ¿a quién van a votar? 

Lo peor es que el PP no sólo ha deshecho las esperanzas de muchos de sus votantes al mantener una ley masivamente homicida como la vigente, sino que, además, ha frustrado por muchos años cualquier reapertura del debate. Tanto ha dilatado la abortada reforma, tanto ha neutralizado la discusión en el seno del propio PP, tanto ha soterrado el estudio riguroso del problema imponiendo a sus medios vasallos el más vergonzante silencio, que ahora buena parte de la sociedad ha quedado inmune al escándalo. Los cinco o seis millones –quizá más- de votantes del PP que hace cuatro años habrían avalado sin pestañear una ley pro vida, ahora flaquean cansados o indiferentes –típica conducta de la derecha social española-, aterrados ante la hipótesis de que venga la izquierda dura al poder. El aborto ya no es bandera de movilización social… gracias al PP.

Porque esto lo ha hecho el PP, sí. Y deliberadamente. A un partido que controla numerosos medios de comunicación públicos y buena parte de los privados no debería haberle costado mucho explicar a los ciudadanos que, ciencia en mano, un embrión es persona porque tiene un código genético único y diferenciado, que es de sentido común prohibir por ley que una persona pueda decidir sobre la vida de otra, que parece moral y socialmente sano ayudar a las mujeres a ser madres, etc. Pero nada de todo esto se ha hecho. Al revés, los mismos medios de comunicación a los que este gobierno ha salvado de la quiebra se han dedicado a difundir la visión contraria, mientras nadie, ni siquiera los medios de la órbita episcopal, ha tenido aguante para mantener el debate por el derecho a la vida. El PP ya ha matado el debate social. Nada tendrá de extraño que, en efecto, ahora mate también la propia ley.

Lo más importante es esto: queda claro el PP de Mariano Rajoy comparte el proyecto antropológico del PSOE de Zapatero. El Gobierno del PP no ha modificado ni una sola de las medidas de ingeniería social del Ejecutivo precedente. Mantiene la ley de matrimonios homosexuales, mantiene la marginación administrativa de la familia natural, mantiene la asignatura de Educación para la Ciudadanía (ha cambiado el nombre y ha suavizado la violencia de los textos, pero en la práctica apenas se han modificado los contenidos), mantiene la ley del “divorcio exprés”, mantiene la cainita Ley de Memoria Histórica y ahora parece claro que mantendrá, además, la Ley del Aborto. Entre PP y PSOE ya no hay diferencias en cuanto al modelo de sociedad. Unos y otros aspiran a lo mismo. Ya no hay derecha e izquierda. Ahora todo es izquierda.

Nunca ha hecho tanta falta como hoy que en España aparezca un partido de derecha sin miedo a decir su nombre. Tampoco ha hecho nunca tanta falta un debate serio y sin complejos sobre el aborto. El PP ya no sirve para ninguna de las dos cosas.

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