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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El acolitado en las Fuerzas Armadas

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El pasado mes de enero Mons. del Río destaca en esta convocatoria del acolitado en las Fuerzas Armadas ante la necesidad de involucrarse “seriamente en una campaña vocacional castrense, a fin de que aumente en número de miembros de nuestro Seminario, de donde saldrán los futuros capellanes que atiendan el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado español”.

Las exigencias pastorales del momento, los desafíos eclesiales, la nueva ordenación de los Ejércitos, y el aumento significativo de los Cuerpos de Seguridad del Estado, demandan un mayor número de capellanes “convenientemente preparados” (SCM VI). Para que nuestros militares “por sus condiciones peculiares de vida” (Conc. Vat II, Chistus Dominus 43) sean atendidos espiritualmente, se precisa un clero especializado. Para ello necesitamos que todos los que formamos este Arzobispado nos involucremos seriamente en una campaña vocacional castrense, a fin de que aumente en número de miembros de nuestro Seminario, de donde saldrán los futuros capellanes que atiendan el Servicio de Asistencia Religiosa de las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado español.

Han terminado felizmente las jornadas de actualización de los actuales capellanes castrenses celebradas en Málaga. Con el decreto anterior y la formación permanente de los curas castrenses se nota cómo el arzobispado que engobla a todas las fuerzas militares en España está centinela en su papel pastoral en la gran familia militar.

Tomás de la Torre Lendínez

 

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