La Campaña Antártica es la misión exterior de las Fuerzas Armadas más longeva, por cuya base Gabriel de Castilla, a 13.000 kilómetros de España, han pasado casi 400 militares.
Con un solemne arriado de bandera tras más de setenta días de trabajo, la misión del Ejército de Tierra en la Antártida ha cerrado la base Gabriel de Castilla, poniendo punto final a su XXXI campaña.
Con la llegada del Buque de Investigación Oceanográfico Hespérides, se ha procedido a la carga de materiales, y los cuatro civiles y quince militares que quedaban en la base embarcaron «habiendo cumplido los objetivos propuestos cuando, a primeros de año, se abrió la base», ha informado el Ejército de Tierra.
La XXXI Campaña Antártica ha realizado 115 videoconferencias, en las que se ha contactado con universidades, centros de Formación Profesional, institutos, colegios, museos, medios de comunicación y asociaciones juveniles.
Más de cinco mil personas, de entre 6 y 80 años, han podido seguir en vivo las vicisitudes de los militares, según destaca el Ejército en su web, donde tiene un espacio dedicado a la campaña.
Por otro lado, este año se ha continuado con la campaña Apadrina un Pingüino y se ha alcanzado la cifra de 250.338 apadrinamientos, gracias a la difusión y a la mejora en la automatización del sistema.
Tierra destaca también que se ha logrado superar el reto «5.000 pingüinos contra el cáncer», recaudando casi 12.000 euros, gracias a 988 aportaciones. Este dinero va destinado a la Asociación Española contra el Cáncer.
La Campaña Antártica es la misión exterior de las Fuerzas Armadas más longeva, por cuya base Gabriel de Castilla, a 13.000 kilómetros de España, han pasado casi 400 militares para realizar y apoyar investigaciones científicas tanto militares como civiles.
La base Gabriel de Castilla constituye uno de las tres plataformas de España en la Antártida, junto con la base Juan Carlos I y el buque oceanográfico Hespérides.
En esta base, que puede llegar a albergar hasta 45 personas como máximo de ocupación, se alcanzan los 20 grados bajo cero y sus instalaciones también han sido utilizadas por científicos de cinco nacionalidades.