La muerte nunca fue un juego. Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte 1) es el principio del caos, la primera parte del final que decidirá el futuro de los distritos de Panem, el mundo distópico de la saga literaria de Suzanne Collins. Esta nueva entrega se desprende de cualquier rasgo adolescente y presenta un mundo asolado por la guerra, la brutalidad de la opresión hacia quienes no pueden defenderse y el uso de las almas torturadas, Katniss y Peeta, para propósitos que desdibujan el bien y el mal.
Hollywood ya nos tiene acostumbrados a dividir las últimas partes de sus sagas más queridas en dos entregas, a veces por afán recaudatorio y, en otras -las menos- porque la historia lo merece. El caso de Los Juegos del Hambre se desarrolla entre ambas realidades, porque si bien es cierto que el final de la trilogía literaria contiene en el papel una historia que da de sobra para dos películas, el resultado cinematográfico deja al espectador con la sensación de que sus eventos se podrían haber resumido en una.
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Aunque desde el punto de vista de su historia Sinsajo (Parte 1) sea un puente, un punto de inflexión, entre la chispa que encendió la mecha contra del sistema que vimos en En llamas y el estallido contra el Capitolio, la película dirigida de nuevo por Francis Lawrence se adentra eficazmente en un terreno mucho más oscuro en el que, sin mostrar sangre, insinúa cadáveres, muestra locura y enciende la batalla para ganar, primero, la guerra de la propaganda. Los últimos Juegos del Hambre han masacrado la cordura que le quedaba a Katniss (Jennifer Lawrence), superviviente del Vasallaje de los Veinticinco, que en Sinsajo (Parte 1) permanece escondida en el Distrito 13. El lugar, construido bajo tierra, es el refugio de los rebeldes al Capitolio que, capitaneados por su presidenta Alma Coin (Julianne Moore) y Plutarch (Philip Seymour Hoffman) jalean a las masas a través de la propaganda más feroz para iniciar el levantamiento.
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Sinsajo (Parte 1) combina en su metraje momentos en su mayoría relajados con toques de tensión concebidos a la medida de su ‘sinsajo’ Katniss, la heroína carismática que nunca quiso serlo y que vuelve a estar interpretada por Jennifer Lawrence. En la tercera entrega de Los Juegos del Hambre, la actriz vuelve a brillar capturando el crecimiento forzado de la antiheroína en busca de la supervivencia de su familia hasta la -todavía- antiheroína que se alza como símbolo de la rebelión sin apenas darse cuenta. El papel de su compañero de batallas, Josh Hutcherson, se queda en lo puramente anecdótico para allanar el camino hacia un próximo protagonismo en la segunda parte, pero acompañan a Lawrence de nuevo los correctos Liam Hemsworth, Philip Seymour Hoffman, fallecido en mitad del rodaje de Los Juegos del Hambre, y Sam Claflin.
Más que en la forma de desarrollar la historia, a veces irregular, Los Juegos del Hambre: Sinsajo (Parte 1) se sostiene en su potente mensaje y, con la excepción de varios momentos frenéticos, prefiere dejar para después el desenlace y la acción pura y dura. Inquietante y oscura, es un anuncio de la tempestad que está por venir, los juegos de la guerra.
Puntuación: 4/5