Si tuviĆ©ramos que resumir en pocas palabras la crisis que atraviesa la Unión Europea escribirĆamos sólo tres: crisis de identidad.
Si el ser humano, como individuo aislado, trata de responderse a lo largo de la vida a esas preguntas universales -quiĆ©n soy, de dónde vengo, a dónde voy-, los paĆses, las comunidades, miran hacia el pasado para entender de dónde vienen y cuĆ”l es su futuro. O miraban⦠porque ahora la Unión Europea, reconvertida en una especie de censor del reino, se empeƱa en borrar las huellas de lo que ha hecho a Europa ser Europa. Sólo asĆ se explica que uno de los jueces que debĆa decidir quĆ© ciudad serĆa la capital europea de la cultura en 2023 haya descartado a la localidad hĆŗngara de SzĆ©kesfehĆ©rvĆ”r por mostrar ādemasiados blancosā en el vĆdeo promocional.
La UE rechaza la candidatura de una ciudad por mostrar 'muchos cristianos'
El alcalde de SzĆ©kesfehĆ©rvĆ”r, AndrĆ”s Cser-Palkovics, denuncia que desde la UE se le afeara haber presentado āuna pelĆcula de propaganda de la Europa cristiana blanca, pues todos son blancos, estĆ”n felices y bailan en las callesā. El vĆdeo -pueden verlo en La Gaceta- muestra a niƱos, jóvenes y mayores. Sale un hombre de raza negra y sale un cura. Sale una cruz y tambiĆ©n un concierto juvenil, digno de cualquier festival. Sólo quien vea ese vĆdeo con ojos muy contaminados por la corrección polĆtica (estupidez polĆtica, mĆ”s bien) puede entenderlo como propaganda. Y decimos mĆ”s; sólo quien se empeƱe en destruir los pilares que sustentan a Europa puede lamentar que un vĆdeo cultural europeo muestre, entre otros sĆmbolos, una cruz. Pero, por desgracia, estĆ” sobradamente acreditado que son muchos los que desde la Unión Europea trabajan precisamente para hacer desaparecer la Europa a la que una vez representó esa Unión.
Delirios trans
Y, ya que estamos con las malas noticias, les contamos ahora la Ćŗltima de los profesionales de la reivindicación. De los creadores de āuna cosa es el sexo biológico y otra muy distinta la identidad de gĆ©nero, que puede coincidir o no con el sexo biológico asignado al nacerā… llega ahora el āqueremos derecho al aborto para los hombres transexualesā. Lo explicamos: en Argentina hay un conocido activista LGTB que se declara hombre pero conserva su aparato reproductor femenino y pide, por tanto, la legalización del aborto para āseres gestantesā, Ć©l incluido.
Exigen el aborto para los hombres transexuales o 'cuerpos gestantes'
Nos gustarĆa ser capaces de explicar la enorme cantidad de ideas erróneas que comprende esa breve reivindicación, pero tras diez minutos intentando ponerlo por escrito, y rendidos ya a nuestra propia limitación, sólo acertamos a seƱalar que aquĆ se ha perdido el norte, la sensatez, el oremus y el sentido comĆŗn. Todo junto y a la vez.
Esta EspaƱa nuestra
En nuestra querida EspaƱa, les contamos que el presidente del Parlamento CatalĆ”n, Roger Torrent (ese hombre conciliador segĆŗn Moncloa), ha calificado de segregación Ā el hecho de estudiar en castellano en CataluƱa. SE-GRE-GA-CIĆN, dice, y se queda tan ancho. Que no quiere que se segregue por lenguas, aƱade, suponemos que porque estĆ” deseoso de que, en aras de la no segregación, todos los niƱos estudien en castellano, que es el idioma oficial en EspaƱa y que todo espaƱol estĆ” obligado a conocer y tiene el derecho a usar. Suponemosā¦
Torrent asegura que la posibilidad de estudiar en español es 'segregación'
Por Ćŗltimo antes de despedirnos, una reivindicación. Hay en Badajoz un edificio perteneciente al Ministerio de Interior que ha sido ocupado por varias familias. Esa ocupación ilegal obliga a la Guardia Civil a vigilar el inmueble. Y la Guardia Civil cumple. Los que no cumplen son los responsables de velar por el bienestar de los agentes que trabajan en el edificio y que deben hacer uso de un Ćŗnico cuarto de baƱo para hombres y mujeres en un, digamos, muy mejorable estado higiĆ©nico. Se nos ocurren muchas subvenciones y partidas de las que se podrĆa recortar para sacar un dinerillo y garantizar, quizĆ” entonces sĆ, condiciones de trabajo dignas para la Guardia Civil.
Las pƩsimas condiciones de salubridad que sufren guardias civiles en Badajoz
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