El secretario de Salud de Reino Unido, Wes Streeting, ha reconocido que legalizar la eutanasia en el país se hará «a expensas» de otros servicios del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés).
Streeting, quien ha declarado que votará en contra de la legalización de la muerte asistida por razones «prácticas», ha confirmado que la eutanasia no está contemplada en el presupuesto y que tendrá «implicaciones en los recursos» si se aprueba. «Gobernar es elegir. Si el Parlamento decide seguir adelante con la muerte asistida, estará priorizando esta área para inversión. Tendríamos que analizar esas implicaciones», ha afirmado en una entrevista con Times Radio.
Preguntado por este asunto en el programa Today de BBC Radio 4, el secretario también ha admitido que existe preocupación «sobre posibles coacciones y cómo las personas podrían ser inducidas a quitarse la vida, no sólo por intenciones maliciosas de quienes tengan intereses en ello, sino también por el hecho de que las personas puedan sentirse una carga para sus seres queridos, incluso cuando sus familiares aseguren que no es así».
Así ha respondido el secretario de salud al proyecto de eutanasia de la diputada laborista Kim Leadbeater, quien ha anticipado que cientos de personas en estado terminal podrán optar por un «servicio» en el que sólo tendrían que pulsar un botón para poner fin a sus vidas.
El proyecto de ley, denominado Terminally Ill Adults (End of Life) Bill, será debatido y sometido previsiblemente a votación el próximo 29 de noviembre. Será la primera votación sobre eutanasia en la Cámara de los Comunes desde 2015.
La diputada laborista ha defendido su proyecto asegurando que cuenta con «tres capas de supervisión» que incluyen la aprobación previa de dos médicos y de un juez del Tribunal Superior. Además, ha asegurado que convertiría la coacción en un delito con penas de hasta 14 años de prisión. Sin embargo, en países como Canadá, donde también es necesaria la aprobación de varios médicos antes de conceder la eutanasia, esta medida no ha impedido que cada año la lista de personas que mueren de esta forma crezca de forma considerable.
Las declaraciones del secretario de Salud, que también ha asegurado que «respetará al Parlamento» si el proyecto se aprueba, se producen después de que la secretaria de Justicia, Shabana Mahmood, y el secretario de Negocios, Jonathan Reynolds, hayan declarado que no votarán a favor de la ley.
Por su parte, el primer ministro, Keir Starmer, ha calificado el proyecto como «una cuestión muy importante con opiniones divergentes y fuertemente arraigadas en ambos lados». Starmer aún no ha aclarado cuál será el sentido de su voto y ha afirmado que «no presionará a ningún diputado» para que vote de una manera u otra.
Starmer se mostró a favor de la eutanasia en el pasado, pero ahora el Gobierno se ha comprometido a mantener una postura neutral sobre el tema, permitiendo que todos los diputados voten según su conciencia, en lugar de seguir líneas partidistas.