Rhyan fue originalmente contratada como programadora, pero pronto descubrió que su trabajo real era llevar a las madres al abortorio
Lejos de representar una feliz realidad, Planned Parenthood es una multinacional que tiene el aborto como una de sus principales fuentes de negocio, que trafica con órganos de bebés abortados y que, aunque se afane en ocultarlo, tiene propósitos que bien podrían ser motejados de ‘eugenésicos’. Por ello, la denuncia de sus dañinas actividades nunca es exagerada.
En el año 2016, la revista ‘The American Feminist’ publicó un artículo en el que se resumía el perfil de algunos empleados de la industria abortista. Una de ellas, llamada Rhyan, trabajó en Planned Parenthood durante cuatro meses, pero dimitió por la constante presión a la que se le sometía; presión por la que era impelida a convencer al mayor número de mujeres embarazadas para que abortasen.
Así, tal y como recoge Live Action, Rhyan fue originalmente contratada como programadora. No obstante, con premura descubrió que su trabajo real era llevar a las madres al abortorio: ‘Las ventas empiezan con sistema de respuesta automatizada. La agradable voz grabada invita a los interlocutores a pulsar un número si desean hablar control de natalidad, otro si gustan de un exhaustivo examen de salud, y otro si quieren comunicarse con los responsables de abortos. Todas las llamadas para abortos eran inmediatamente remitidas a la cola de llamadas. En cambio, si llamas para contactar con ‘control de natalidad’, te dejan en espera unos veinte minutos’, aseguraba la trabajadora revelando la verdadera naturaleza de Planned Parenthood (básicamente abortista).
De las declaraciones de Rhyan se extrae la evidente conclusión de que el aborto es más lucrativo para la multinacional que los métodos anticonceptivos o las meras consultas a las mujeres. Tal y como recoge la propia Planned Plarenthood en su informe anual, en el curso 2015-2016 perpetró más de 320.000 abortos.
Ayudas… Sólo para abortos
Organizaciones abortistas como ‘Justice Fund’ conceden ayudas a esas mujeres que desean abortar y no disponen de suficiente dinero para hacerlo. Una realidad respecto a la que hace unas semanas se pronunció la también extrabajadora de Planned Parenthood Sue Thayer. Así, en un programa de radio, aseveró que sólo las mujeres que desean abortar reciben dinero de ‘Justice Fund’, mientras que aquéllas que quieren someterse a exámenes de mama o pelvis son privadas de esa financiación.
Además, tal y como señala Rhyan, esas ayudas económicas son concedidas, sobre todo, a mujeres negras. Ello nos desvela el carácter eugenésico de Planned Parenthood; un carácter que ya evidenció Margaret Sanger con sus encuentros con el Ku Kux Klan y otros grupos de naturaleza semejante.
Fruto de este componente racista, la extrabajadora de la multinacional abortista llegó a verse a sí misma como una esclavista del S. XIX: ‘Me levanté un día y me di cuenta de que no era muy distinta de una comerciante de esclavos’, asevera Rhyan apesadumbrada.