«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

José Bono

Siempre me pareció un error estratégico el hostigamiento mediático de la única figura que, dentro del PSOE, podía frenar la deriva regionalista del partido. Hoy escribo elogiando la figura de José Bono desde uno de los medios que más le castigaron en su momento, cosa que, por otra parte, dice mucho de Intereconomía.

Le preguntaban el otro día al ex ministro en Viajando con Chester por la razón del descalabro socialista (perdieron 700.000 votos) en las pasadas elecciones del 24 de mayo. Cualquier otro dirigente socialista hubiera relativizado el descenso de apoyo y, de haberlo confesado, quizá hubieran señalado el empuje de los nuevos partidos o la falta de respuesta ante la corrupción como las causas principales de “unos resultados no del todo bueno”. Bono no:

Mi partido, desde hace un tiempo, ha perdido la imagen de unidad nacional. Es más, la palabra nacional casi está proscrita en algunos ámbitos de la izquierda. (…) nos llamamos PSC en Cataluña, PSE en Euskadi, PSCM en Castilla-La Mancha; una sopa de letras que ha confundido al electorado”.

Lleva treinta años así, véanse sus memorias, repásese la hemeroteca. No ha variado un ápice su discurso nacional; ha ido, por el contrario, haciéndose cada vez más grave y explícito. En la citada entrevista del Chester ya admitía la “imposibilidad de alcanzar pacto alguno con partidos como CIU o ERC”.

El de Bono es un patriotismo habermasiano, ciudadano y constiucional, “sin vocación de dar gusto a los Reyes Católicos”. Subrayando valores como la justicia, la igualdad y las leyes. Valores, es cierto, huecos de emoción; que apelan más al Estado que a la Nación, cierto, pero valores comunes al fin y al cabo.

Como para exigencias andamos

El líder de la izquierda radical francesa y camarada de Pablo Iglesias, Jean-Luc Melénchon. se refería en estos términos a la intención del gobierno galo de “reconocer” las llamadas lenguas regionales y minoritarias. Merece la pena reiterarlo: se trata del jefe de filas de la extrema izquierda.

“Estoy absolutamente en contra de su reconocimiento. Es una amenaza para la igualdad entre los ciudadanos y la unidad e indivisibilidad de la República Francesa”.

En España, la sombra del franquismo pende aún sobre cualquier manifestación, por tímida que sea, por constitucional que sea, por aséptica que sea, de españolidad. Algunos han intentado romper, desde las izquierdas, esta asociación suicida. No otra cosa son, de hecho, los proyectos de Rosa Díez y Albert Rivera, fundados ambos por viejos militantes socialistas y con el relato desacomplejadamente nacional del que carecía el PSOE.

De haber tenido mayor predicamento las tesis de José Bono dentro de su partido, probablemente UPyD no existiría y Albert Rivera seguiría siendo un simpático abogado de La Caixa.

TEMAS |
.
Fondo newsletter