La hipermetropía quizás no sea un problema con demasiadas consecuencias en la vida adulta, pero durante la infancia —suele manifestarse sobre los 4 años— puede repercutir negativamente en los resultados académicos.
Dicha patología ocular suele ir acompañada de dolores de cabeza, puesto que el pequeño realiza un sobreesfuerzo visual. También ocasiona fatiga y/o enrojecimiento ocular. Además, la capacidad visomotora también se ve afectada por la hipermetropía. De esta manera, los niños hipermétropes se enfrentan a mayores problemas a la hora de lograr la coordinación entre manos y ojos. Una circunstancia que pesa en tareas tan sencillas como escribir o realizar manualidades.
Un estudio de la Universidad Estatal de Ohio ha demostrado que existe una relación entre la hipermetropía en niños y un déficit de atención que, por supuesto, se refleja en un menor rendimiento escolar. Así, las dificultades para ver los objetos más cercanos, como los libros y, por lo tanto, atender a las explicaciones de los docentes, lleva a que los alumnos desconecten y no presten la debida atención en clase.
Este estudio se elaboró tras una puesta en común de datos extraídos de 250 niños de preescolar que presentaban una hipermetropía moderada y otros 250 cuya vista se podía considerar buena.
En definitiva, los expertos recomiendan acudir al oftalmólogo de forma periódica, pues es común que ni el propio niño sea consciente de sus problemas de visión.
¿Quiénes son los más afectados por la hipermetropía?
Lo cierto es que no tenemos datos respecto al porcentaje de niños afectados por la hipermetropía, pero sí que podemos aportar estadísticas de personas adultas. Así, entre la ciudadanía española podemos ver que los jóvenes entre 18 y 24 años son los que más hipermetropía padecen con un 16 % de afectados. Por su parte, las personas con más de 64 años son las menos aquejadas por esta patología con un 9 %.
Pero ¿por qué se produce la hipermetropía? Porque las imágenes captadas por el ojo se enfocan detrás de la retina en lugar de hacerlo directamente sobre ella. Una consecuencia motivada por un ojo que es más corto de lo normal o porque carece de la potencia habitual.
Afortunadamente este defecto suele ir corrigiéndose con el paso de los años de manera natural, especialmente durante la infancia. Así, es común que durante la adolescencia apenas quede rastro de ella. Pero si no es así, es probable que la hipermetropía dure el resto de la vida y que incluso derive en otros problemas relacionados no solo con poder ver bien de cerca, sino también con dificultades para enfocar a medias y largas distancias.